miércoles, 24 de septiembre de 2014

RESUMEN TEMPORADA TRAVESÍAS 2014

Con las primeras tormentas otoñales, llega a su fin la Temporada de Travesías 2014, al menos para mí; aún quedaría alguna prueba residual en esta zona, si bien el grueso de las pruebas de mayor renombre ya ha finalizado.

Mi temporada se inició allá por finales del mes de Mayo, con la tradicional Travesía de Mariners, que se disputa en la Playa de Arenales del Sol, en Elche. 

Isla de Tabarca
La prueba tenía tres modalidades. La más larga, de 10.000 metros, con salida en Arenales y finalización en la Isla de Tabarca. Debido al pésimo estado de la mar ese día, el circuito marcado originalmente fue sustituido por otro, de similar longitud, pero con final en el Puerto de Santa Pola, es decir, paralelo a la costa, en vez de salir a mar abierto.

Las otras dos pruebas, de 5.000 metros y de 2.500 metros, tenían el inicio y el final en Arenales, por lo que no alteraron significativamente su recorrido. El mar no nos acompañó ese día en absoluto y hasta última hora se tuvo duda si la Autoridad de Costas daría autorización para que se disputaran las pruebas. Finalmente fueron autorizadas, si bien tengo que reconocer que el estado de la mar era muy preocupante y no facilitó el que las marcas fueran buenas. 

En la prueba de 5.000 metros tomamos la salida 95 nadadores, de los cuales llegamos a Meta sólo 88, siendo retirados el resto por los servicios de salvamento. El vencedor fue Pablo Vázquez, de Huelva, que invirtió 1h.06' en hacer el recorrido. Apenas unos segundos después entraron José Navarro, de Alicante y Rubén Gutiérrez, de Madrid, completando con ello el podio de los vencedores absolutos.

Nadadores regresando desde Tabarca después de comer
Una vez finalizadas las tres Travesías, la mayoría de los nadadores cogimos plaza en las "Tabarqueras", los barcos que nos llevaron a la Isla de Tabarca, donde disfrutamos de una Comida de Hermandad.

Esta fue la primera prueba importante de la Temporada 2014, y también la última que disputamos aún con neopreno, si bien hubo algunos valientes que ya se atrevieron a disputarla a pelo. Pero no fue mi caso. Una prueba mítica, que no tiene la resonancia de otras de similares características y que merecería una mayor participación por su excelente organización y la belleza del recorrido.

La siguiente prueba importante fue la Travesía al Pantano de Guadalest el último sábado del mes de Junio, con unas inscripciones agotadas desde varias semanas antes de disputarse la prueba y donde tomaron la salida 300 nadadores de los cuales llegamos a Meta 294.

El Pantano de Guadalest, bajo mínimos en su cota de agua
La Travesía, de 2.500 metros de longitud, discurre por la lámina de agua del Pantano de Guadalest que, este año, y debido a la intensa sequía que padecemos, estaba bajo mínimos, por lo que hubo que habilitar una complicada pasarela desde la orilla del mismo hasta el agua para que los nadadores pudieran entrar y salir.

No obstante, los participantes hicieron gala de su buen humor en el largo peregrinar a lo largo de la alfombra de fieltro y, entre bromas y risas, fueron entrando lentamente en el agua, desde donde se dio la salida de la prueba.

El gorro que nos entregaron fue una chulada total.




César Hernández, José Antonio Segura y José Luis Larrosa
El vencedor de la Travesía fue, como viene ocurriendo en los últimos años, José Luis Larrosa, con un tiempo de apenas 33'. En tercer lugar entró César Hernández, seguido de José Antonio Segura Landín.

Quiero resaltar la abundancia del avituallamiento final de la prueba, donde no faltó de nada, y donde más de uno hizo una "merienda-cena", dada la cantidad de viandas y bebida que había. Por desgracia, no ha sido lo habitual en el resto de pruebas en las que he participado esta temporada. 

Justo al día siguiente, el último domingo de junio, tuvo lugar la Travesía de Torrevieja, con un recorrido oficial de 2.100 metros, los que separan la Playa de los Locos de las inmediaciones del espigón del Puerto.

Montaje del Arco de Meta en Torrevieja. Amaneciendo
La prueba, con una asistencia mucho más discreta que la anterior, la finalizamos un total de 230 nadadores, que disfrutamos de un mar de ensueño, tanto por lo tranquilo que estuvo, como por la trasparencia de sus aguas, algo no muy habitual por la zona sur de la Costa Blanca. 

El vencedor absoluto de la prueba fue Fernando García, de Elche, que invirtió apenas 27'. Una vez finalizada la Travesía y después de proceder a la correspondiente entrega de Trofeos, tuvo lugar un sorteo con numerosos regalos entre todos los participantes que tuvieron la paciencia de quedarse hasta el final. Abundante avituallamiento sólido, patrocinado por una conocida marca de embutidos de la zona.

Y llegamos al sábado 12 de Julio, fecha en la que tuvo lugar la Travesía de Benissa, dentro del Circuito de Travesías de la Marina Alta, que incluía también las de Moraira, Denia y Jávea, que se irían disputando en domingos sucesivos a lo largo del verano. 

Preparativos de la entrega de premios en Benissa. Al fondo el Peñón de Ifach y Calpe
Debemos de reseñar que la organización de esta prueba fue más bien rudimentaria en muchos de sus detalles, tanto en la acreditación, como en los gorros entregados, las boyas y, sobre todo, la salida del agua, muy mal resuelta y que provocó que más de uno se diera un coscorrón al intentar alcanzar tierra firme. El avituallamiento, pobre, hasta el extremo de que llegó a agotarse el agua antes de llegar los últimos participantes.

La distancia oficial era de 1.600 metros, que separan Cala Fustera del Puerto Deportivo de Benissa, si bien todos los nadadores coincidimos en que la distancia real era bastante inferior, a tenor de lo que marcaban nuestros GARMIN y, sobre todo de los tiempos realizados por los vencedores. En concreto a mí me salieron 1.320 metros, lo cual se aleja bastante de la distancia oficial.
César Hernández, José María Galera y José Luis Larrosa
La participación fue discreta, apenas 172 nadadores, algo llamativo dada la belleza de la Travesía y de su entorno. El vencedor absoluto fue José Luis Larrosa en 17'30", seguido por Oscar Estrada, apenas 3" después. En cuarto lugar entró César Hernández y en quinto José Antonio Segura Landín, que continuaba con su racha de ser primero en su categoría, travesía tras travesía a lo largo del verano de 2014.

En resumen, una prueba con un recorrido muy bonito, en un entorno maravilloso, que se hubiera merecido una organización algo más profesional.

El domingo 20 de Julio tuvo lugar la X Travesía al Puerto de la Torre, en Pilar de la Horadada, casi en el límite con la provincia de Murcia. Una prueba que tuvo lugar dentro de una jornada de Travesías, ya que se disputaron tres de forma sucesiva, con diferentes distancias, aunque todas ellas con el mismo punto de Salida y Meta, en una calita situada junto al Puerto de La Torre.

Despliegue logístico en la Travesía al Puerto de la Torre - Pilar de la Horadada
La prueba reina fue la Travesía de 1.500 metros, que recorrió un triángulo marcado por unas enormes boyas amarillas, muy visibles en la distancia. La organización fue excelente, tanto en las acreditaciones, como en el recorrido, el guardarropa y, sobre todo, en la llegada, con un abundantísimo avituallamiento en la terraza del Club Naútico y, detalle muy de agradecer, varias duchas de agua dulce para poder eliminar la sal. Esta Travesía es el ejemplo palpable de que una prueba modesta no tiene por que se cutre.

Consecuencia de su buena organización y de que el boca-oreja funciona fue la participación, que en esta prueba de 1.500 metros rozó los 350 participantes, siendo 327 los que finalizamos la Travesía.

El vencedor fue Alberto Martínez que acabó en apenas 20', siendo llamativo que perteneciera a la "categoría infantil".

Una excelente organización y una mar en calma, si bien el tipo de agua que hay por esta zona no es precisamente transparente, por la gran cantidad de sedimentos que hay.

Y con ello llegamos al 3 de agosto, en que se disputó la II Travesía de Bomberos de Alicante, que tuvo dos modalidades, una de natación, con un recorrido de 3.200 metros, a la que había opción de incorporar posteriormente una carrera a pie de 5.000 metros, es decir, un Aquatlon.


La parte de natación tenía su salida en la Playa de la Albufereta de Alicante y desde allí nos dirigimos hasta la Playa del Cocó, junto a la Estación de La Marina. La organización estaba pensada en un principio solamente para bomberos y fuerzas de seguridad, si bien, finalmente se dio opción de asistir a otros invitados. En total fuimos 88 los participantes en la prueba de natación, de los cuales luego unos 25 continuaron con la carrera a pie.


La salida de la Travesía desde La Albufereta
Ambas pruebas estaban organizadas, coordinadas y gestionadas por los bomberos y cuerpos de seguridad, por lo que no tuvimos chip ni otro tipo de control electrónico de tiempos, consecuencia de lo cual no hubo una clasificación oficial. No obstante esta circunstancia, hemos de reconocer que toda los aspectos de la Travesía se desarrollaron como si de una prueba profesional se tratara. Y todo ello por un precio de inscripción de apenas 8€, lo cual demuestra que, cuando se quiere, se puede organizar una prueba en condiciones, sin necesidad de sacar la pasta al participante.


Los integrantes del C.N.Arena Alicante
Por ese módico precio, tuvimos derecho a un gorro de silicona muy chulo, camiseta conmemorativa, servicio de guardarropía, avituallamiento a la llegada, transporte desde la Playa del Cocó, donde estaba la Meta, hasta la de la Albufereta, desde donde partió la Travesía y sorteo de regalos al final de la prueba de carrera, patrocinados por una conocida tienda de deportes.


Gran foto de participantes, voluntarios y familiares al final de la prueba
Con las fotos de familia de los participantes, y una gran foto final junto con voluntarios y amigos, se cerró una Travesía que resultó familiar, pero no por ello menos agradable.

(* Hay una crónica completa de esta Travesía de Bomberos en este mismo blog)

El 3 de agosto tuvo lugar la IX Travesía a la Playa del Albir, junto a Benidorm, que en esta ocasión estuvo dedicada a Carlos Pardo, un nadador recientemente fallecido que pertenecía al Club Deportivo Finisher, de La Nucía, organizador de la prueba.


Inicio de la Travesía, a los pies de la Sierra Helada
Aunque el objetivo de la organización era alcanzar los 200 participantes, lo cierto es que se quedaron a las puertas de esa cifra, siendo 162 los nadadores que llegamos finalmente al arco de Meta. 

El circuito, con una longitud de 2.500 metros, estaba balizado por boyas, si bien, el hecho de no ser éstas especialmente grandes, y de convivir con las boyas permanentes del Ayuntamiento, provocó confusión entre los nadadores y con ello que muchos de ellos hicieran diferentes distancias, o bien por exceso, o porque se saltaron alguna baliza de forma involuntaria. En mi caso concreto hice finalmente 2.940 metros.


Participantes en la Travesía de El Albir, con la mole del Peñón de Ifach, al fondo.
Los voluntarios del Club Finisher
Pero fue un detalle menor en una organización impecable, tanto en el apartado de acreditaciones, como en el control de tiempos, las fotografías, del gran José Antonio, la alfombra para entrar y salir del agua, en una playa de cantos rodados que hacía complicado caminar descalzo por ella, y sobre todo la gran profesionalidad y entrega de que hicieron gala los integrantes del Club Finisher, que sacrificaron participar en la prueba para coordinar que todo saliera a la perfección. En definitiva, una prueba para nadadores, organizada por nadadores. Y eso se notaba, y se agradeció.

El vencedor fue César Hernández, en 35'17", seguido de Iván Jorro, del C.N.Tenis Elche, apenas 2" después. En mujeres, la vencedora fue Eliana Sotelo, en 36'59", seguida de Irene Jorro, hermana de Iván, y también del C.N.Tenis Elche, verdadera cantera de campeones a nivel provincial.

La jornada finalizó con un importante sorteo de numerosos regalos, desde material deportivo, hasta fines de semana en hoteles de la zona, donados por una notable lista de patrocinadores de la Travesía. En definitiva, una prueba digna de una mayor participación, a la vista de su excelente organización, su maravilloso entorno y el entusiasmo que puso el Club Finisher en que lo pasáramos realmente bien.

(* Existe una crónica completa de esta Travesía de Bomberos en este mismo blog)

Y llegamos al 17 de Agosto, día en que se disputó la 85ª edición de la Vuelta a la Escollera de Alicante, la prueba deportiva más veterana de toda la Comunidad Valenciana, y que está organizada por la Federación de Salvamento y Socorrismo de dicha Comunidad.


Pese a la veteranía de la Travesía, de disputarse en la capital de la provincia, y de estar organizada nada menos que por una Federación de Salvamento y Socorrismo, la participación fue muy escasa, apenas 84 participantes. El recorrido, de unos 4.200 metros oficialmente, partía del interior del Puerto de Alicante para, después de atravesarlo    y una vez llegados al faro de la Escollera que da nombre a la prueba, girar y dirigirnos hacia la Playa del Postiguet, donde estaba el arco de Meta. La distancia final marcada por mi pulsómetro fue de 4.700 metros.


La Playa del Postiguet, al amanecer, con importante oleaje
El viento de Levante había estado pegando con fuerza los días anteriores a la prueba, y el pronóstico marítimo decía que habría un importante oleaje ese día. Y, en efecto, el pronóstico fue acertado y tuvimos que luchar denodadamente contra un importante mar de fondo que se hizo especialmente patente una vez salimos del abrigo del puerto a mar abierto. Allí, la lucha contra el oleaje, tratando constantemente de evitar el acercarse en exceso a las rocas para ser empujado por la corriente contra ellas, hizo este trayecto especialmente duro y extenuante.

Ello hizo que de los 84 nadadores inicialmente inscritos, finalmente sólo tomáramos la salida 77, ya que los restantes prefirieron evitar la dura lucha con las olas. A pesar de ello, otros 7 participantes fueron finalmente retirados por los barcos de salvamento, a petición propia o por otras circunstancias. Finalizamos pues 70 nadadores.


César Hernández, José Luis Larrosa y Andrés Perales
El vencedor fue José Luis Larrosa del C.N.Tenis Elche, en 57', quedando segundo Andrés Perales, en 1h.01' y seguido a pocos segundos por César Hernández. En mujeres, la vencedora fue la norteamericana Elizabeth Schlicher, en 1h.04', seguida de Irene Jorro, en 1h.09'.

El avituallamiento fue bastante escaso, tanto en cantidad como en variedad, lo que propició que, después del palizón que nos dieron las olas, tuviéramos que ir rápidamente a por proteínas para reponer fuerzas. Quiero señalar que pese a lo comprometido de algunas situaciones por el estado de la mar, la seguridad estuvo en todo momento garantizada por los voluntarios en sus tablas y por las lanchas de salvamento.

(* Existe una crónica completa de esta Vuelta a la Escollera de Alicante en este mismo blog)

Y llegamos al 7 de septiembre, día en que se disputó la IV Travesía Vuelta al Penyal de Ifach, una prueba emblemática en la Costa Blanca y que con sólo tres ediciones disputadas hasta ahora ha conseguido hacerse un hueco de honor entre las Travesías que se disputan en esta zona. 


Vista aérea del Peñon de Ifach, en torno al cual se desarrolló la Travesía

Pese a que las inscripciones se abrieron en el mes de julio, lo cierto es que en pocos días se cubrieron las 400 plazas disponibles, formándose a partir de entonces una importante lista de espera que finalmente alcanzó otros 400 aspirantes a participar en la Travesía, y que se quedaron con la miel en los labios.


Los participantes se encaminan hacia la Playa de la Fossa
La prueba comienza en la Playa del Racó para ir bordeando el Peñón de Ifach y finalizar en la Playa de la Fossa, todo ello en el municipio de Calpe. La distancia oficial de la Travesía era de 3.200 metros, si bien las boyas que balizaron el recorrido para evitar que nos acercáramos en exceso al Peñón, hicieron que la distancia final fuera superior, en mi caso concreto de casi 3.700 metros, al salir en la línea de Meta.

El recorrido de esta Travesía es maravilloso en todos los sentidos, tanto por la belleza del entorno, como por lo cristalino de sus aguas, pese a que tuvimos que sortear alguna que otra medusa, inconveniente por otra parte habitual al nadar en mar abierto en esta época del año.


Preparativos de la línea de Meta, al amanecer
El tiempo acompañó, y nos proporcionó una mañana con un mar absolutamente en calma, que añadió un aliciente más a esta Travesía, que es una de las imprescindibles en la temporada y, por ello, una de las que es más difícil conseguir plaza. 

El vencedor fue José Luis Larrosa, con 40'32", seguido de Iván Jorro, ambos del C.N.Tenis Elche. En tercer lugar llegó José Luis de Celis. En mujeres, la vencedora fue Soraya Pérez, en 43'44", seguida de Irene Jorro.


Los integrantes del C.N.Arena Alicante que participamos en la Travesía de Calpe.
Con las fotos de familia de los numerosos participantes pusimos fin a una jornada inolvidable, y que estamos deseosos de repetir el próximo año, con idéntico placer.

(* Existe una completa crónica de la Travesía Vuelta al Penyal de Ifach en este mismo blog)

Y por fin llegamos a la, para mí, última prueba de la Temporada de Travesías 2014, la V Travesía de Jávea, que se disputó el pasado domingo 14 de Septiembre en las cristalinas aguas de la bahía javiense. 


El recorrido oficial comenzaba en la Cala Blanca y, después de atravesar toda la bahía de Jávea, pasando por El Arenal, finalizaba en la Playa de la Grava, junto al espigón del Puerto. La distancia oficial era de 4.500 metros, si bien todos los participantes coincidimos en que no estaba bien medida, ya que finalmente lo nadado se aproximó más a los 5.000 metros.


Acreditaciones en Cala Blanca. Amanecía
Desde muy temprana hora, apenas amaneciendo, nos fuimos agrupando en la zona de acreditaciones, donde una organización más bien rudimentaria nos fue entregando un sencillo gorro y marcando el consabido número en el brazo. El número de inscritos fue inferior al esperado, finalizando la prueba 169 nadadores, pese a lo que la entrega de gorros fue lenta y tediosa. 

La salida se dio a las 8,30 en punto, y pese a lo reducido del grupo participante, la inexistente megafonía hizo que muchos no se enteraran de las últimas instrucciones que se dieron a gritos desde la orilla, y fuera todo un poco caótico. 

El recorrido, bonito donde los haya, atraviesa toda la bahía, a una distancia de la costa tal que permite en todo momento ir contemplando los bellísimos fondos del mar en esa zona, así como lo privilegiado de su especial linea de costa.


Playa de la Grava, punto de llegada de la Travesía de Jávea.
La llegada fue en la Playa de la Grava donde afortunadamente habían colocado una moqueta que nos facilitó en gran medida el poder salir del agua después del intenso esfuerzo realizado. En línea de Meta nos esperaba un escueto avituallamiento, con la particularidad de que en un determinado momento se acabó el agua, lo que provocó el malestar y las quejas de los últimos nadadores que iban llegando a la orilla.

El vencedor de la prueba fue Josep Ortega, de Vila-Real, en 1h.02'19", seguido de Iván Jorro, del C.N.Tenis Elche, a apenas 4" del vencedor. En mujeres, la primera fue Irene Jorro, del C.N.Tenis Elche, en 1h.10'.

La prueba, pese a la belleza del entorno y el maravilloso día que hizo, adoleció de una serie de pequeños fallos que deberá ir puliendo si quiere consolidarse como un referente en la Costa Blanca.

(*Existe una completa crónica de la Travesía de Jávea en este mismo blog)

Y esto ha sido todo lo que ha dado de sí mi Temporada de Travesías 2014 en la Costa Blanca.


Amanecer en la Playa del Albir
Echaréis en falta algunas pruebas importantes en las que no he podido participar por diferentes motivos, entre ellas estarían la Travesía de Santa Faz, la Tabarca-Santa Pola, y la de Illa de Benidorm-Puerto. El próximo año prometo, al menos, intentarlo.

Espero que os haya gustado. ¡Nos vemos en el agua!.

José María Galera
OWS Alicante

lunes, 15 de septiembre de 2014

V TRAVESÍA DE NATACIÓN XÀBIA 2014

Cuando uno no es aún experto en participar en pruebas de aguas abiertas, y está iniciándose en sus primeras Travesías, le sorprende que haya pruebas que, pese a ofrecer un importante paquete de dorsales, agoten los mismos en apenas unas horas desde el momento que se abre la inscripción. Y sin embargo otras, por la misma zona, en la misma época, y con distancias similares, no consiga siquiera alcanzar el objetivo que participación que se había propuesto, pese a ser muy modesto. ¿En que reside el secreto del éxito de participación?

Cuando participas finalmente en dichas pruebas, entiendes el por qué de esas diferencias tan abismales de participación y, sobre todo, de demanda de inscripciones. Porque la organización y las facilidades que se dan al nadador no son iguales en todas ellas. Mientras que a algunas uno no se ve capaz de sacarles un fallo, a otras hay que hacer la vista gorda para que determinadas carencias no te fastidien la jornada.

El pasado día 14 de septiembre se disputó en aguas de la bahía de Jávea/Xàbia, la V edición de su Travesía a Nado.

* (pulsando sobre cada foto, se puede ver a pantalla completa)



El recorrido oficial era de 4.500 metros, si bien finalmente el GARMIN indicó una distancia de 4.900 m., que son los que separan Cala Blanca, junto a Cap Prim, de la Playa de la Grava, junto al Puerto.

El recorrido, tal y como podéis ver en el plano de Google que aportaba la organización, atravesaba de punta a punta la preciosa bahía javiense, teniendo un hito notable al cruzar la playa de El Arenal, donde el recorrido hacía un pequeño quiebro, para volver luego a salir a mar abierto.

El madrugón que nos tuvimos que dar los que vivimos fuera de Jávea fue importante, ya que la entrega de gorros se inició a las 7,15 de la mañana, con una salida prevista de la prueba en torno a las 8,30 h., que se cumplió finalmente. 

Dado lo temprano de la hora, lo cierto es que los primeros que fuimos a acreditarnos, prácticamente estábamos aún en tinieblas. Lo brumoso de la mañana acentuaba la sensación de oscuridad.



Los nervios eran los lógicos de una distancia que no era precisamente mínima -allá en la distancia, apenas se distinguía el Puerto de Jávea, destino final de la prueba-, se vieron acentuados por una acreditación en exceso lenta y algo rudimentaria, para una Travesía de esta categoría. Pese a que no se llegaron a cumplir los objetivos de la organización de tener 200 nadadores acreditados, lo cierto es que la entrega del material fue algo tediosa.

Por todos los nadadores es sabido lo importantes que son los prolegómenos de cualquier travesía: la vaselina, las gafas, el pulsómetro, los tapones, las chanclas... ¡que no se me olvide nada!. Y si no tienes un poco de tiempo para prepararlo, efectivamente, al final siempre se te olvida algo, por muy veterano que seas... Estas acreditaciones tan lentas  no hacen sino robar un precioso tiempo de preparación y concentración al nadador.

Apenas un gorrito sencillo de un solo uso, el chip y el consabido número marcado a rotulador indeleble en el hombro marcaron a cada uno de los participantes. Una camiseta con el logo de la prueba completaban la "bolsa del corredor" que esta vez era "sin bolsa"...

Sin apenas tiempo de completar el ritual antes citado, y que todo nadador OWS tiene establecido para una Travesía, nos llaman a que fuéramos entrando en el agua, ya que la salida se daría desde el mar, dado la complicada orografía de la calita desde donde estaba marcada la salida


Y ahí comenzó una especie de "procesión de las ánimas", por una escarpadísima y agreste bajada hasta el mar, medio en penumbra -el Sol no acabada de salir de entre las nubes-  descalzos, y clavándonos todas las piedrecitas del mundo en nuestros castigados pies. Una especie de penitencia previa, en pago por lo que íbamos a disfrutar a continuación. Aunque las comparaciones son siempre odiosas, en la Travesía que hicimos el pasado domingo, en una playa de similares  características por su complicada orografía, la organización había previsto una gruesa moqueta que atravesaba la playa hasta la orilla. ¡Y vaya si la agradecimos!. Y cómo nos acordamos de ella en Jávea...

Por fin ya estábamos todos en el agua, y nos disponíamos a salir. Para nuestra sorpresa, la persona que nos tenía que dar las últimas indicaciones en el agua sobre las boyas, el recorrido y otros detalles similares, no tenía megáfono, con lo cual, pese a que apenas éramos un puñado de nadadores, el ruido de las olas y la amplitud del escenario hizo que, pese a que el buen hombre se desgañitó a dar voces, la mayoría de nosotros no nos enteramos de nada...

La consecuencia: unos nadamos por dentro de las boyas amarillas, otros por fuera, unos hicimos el quiebro de El Arenal, otros siguieron recto; al llegar a la Playa de la Grava, muchos no sabían que había que traspasar los juegos de agua flotantes antes de entrar al arco de Meta, y querían salir antes de tiempo, otros los pasaron y se iban para el espigón del puerto... No hubo mala fe, ni ganas de hacer trampas, ni nada por el estilo. Hubo, simplemente, una deficiente información de última hora, cuando los nervios hacen que te olvides de todo lo que has leído una y mil veces en la página web y necesitas que alguien te refresque las ideas con unas indicaciones de última hora.

Para sucesivas ocasiones, sería de desear que la organización tuviera en cuenta estos pequeños detalles. Pequeños por lo fáciles que son de resolver, pero grandes para el nadador, porque te pueden "llevar mareado" toda la travesía.

Nadie había comentado nada de las medusas, nuestras temidas amigas. El agua estaba muy cristalina, y la mar muy calmada, con lo cual, de haberlas, las íbamos a ver sin dificultad. Bueno, eso si el Sol se acababa de decidir a salir, porque cuando dieron el bocinazo de salida, el astro rey aún estaba haciéndose el perezoso detrás de unas traviesas nubes...


Y por fin, dan la salida, y empezamos a nadar. Dado que no éramos demasiados, unos 180, y lo amplio del escenario, no se dieron las típicas escenas de codazos, patadas y golpes que caracterizan a las Travesías de OWS. Con lo cual se empezó a nadar con relativa tranquilidad, sin el estrés de las patadas...

El agua era puro cristal, transparente hasta extremos insospechados, y lo recogido de la Cala Blanca, protegida por la sombra de Cap Prim, hacía que estuviera calmada como si de un lago se tratara. El fondo se veía ahí, casi al alcance de la mano, y los bancos de pececillos iban de un lado para otro, dando una imagen paradisíaca que hizo de la Trevesía una pura gozada. 

Y empezamos a atravesar la Bahía de Jávea, paralelos a una costa rocosa en extremo, si bien no montañosa, sino plana, y toda ella edificada, pero con edificación de baja densidad, casitas de una o dos plantas. Todo el rato miraba uno con envidia a los propietarios de las viviendas construidas al filo de un paisaje tan maravilloso, ¡menudas vistas tendrán!

La boyas amarillas iban transcurriendo, siempre a la derecha, como a mí me pareció entender en la salida, si bien se veía gente nadando en el quinto pino, señal de que no se habían enterado de la elemental norma de ir cerca de las boyas. En todo momento fuimos acompañados por numerosos kayacs, aunque lo prolongado de un recorrido de 5 km., y los diferentes niveles de los participantes, hicieron que la distancia que había entre nadadores fuera muy importante. Baste decir que el vencedor necesitó apenas una hora para alcanzar la Meta, y el último nadador precisó más de dos horas... sobran los comentarios.

Y por fin está a la vista la playa de El Arenal y el mítico Parador Nacional, con sus palmeras. ¡Ya estamos a la mitad! ¡Y ni una medusa!. 

Llegados a este punto, hicimos el quiebro que marcaba el plano proporcionado por la organización, aunque resultaba difícil de distinguir el camino, ante la anarquía de boyas de todos los colores que pueblan la playa de El Arenal. Pero si mirabas hacia afuera, veías a numerosos nadadores que habían hecho caso omiso de la recomendación, e iban en línea recta hacia la meta, salvando el quiebro y haciendo por tanto una menor distancia. Bueno, cada uno se toma las travesías de una manera. Para algunos el llegar unos puestos por delante es lo fundamental, para la mayoría, afortunadamente, lo realmente importante es cumplir la normativa y, en mi caso, también, disfrutar de lo que estoy haciendo. 

Y una vez salidos de nuevo a la línea de boyas amarillas y a mar abierta, continuamos nadando, deslizando, disfrutando, de una mar de ensueño, cristalina, aunque ya no tan "mar plato" como cuando salimos. Una vez constatada la ausencia total de medusas, cada brazada que se da es un placer y, casi, casi, deseas que esto no acabe nunca, de lo bien que lo estás pasando. 

Y continúan sucediéndose a lo largo de la línea de costa edificios, casitas, chalés, de los privilegiados que puedan disfrutar de ese mar todo el año. Y el fondo continúa ahí, casi se puede tocar con la mano, con miles de peces cruzando en todos los sentidos... ¡Qué maravilla!

Poco a poco nos vamos aproximando a los juegos de agua hinchables que marcarían nuestra "última boya", antes de girar para encarar el arco de Meta. A lo lejos vemos el Cabo de San Antonio, el Puerto y, por fin, la Playa de la Grava, nuestro destino.

Un grupito de cuatro o cinco nadadores que hemos ido a la par el último kilómetro, nos afanamos por nadar los último metros y por rascar unos segundos al cronómetro. Por fin, la salida en la Playa de la Grava, que hace honor a su nombre y, esta vez sí, sobre una alfombra que hace mucho más llevadera la salida del agua y el paso por Meta.


Para esa hora el Sol hace tiempo que ha salido con fuerza, e ilumina en todo su esplendor la playa y todos sus aledaños, donde tanto nadadores, como amigos y familiares departen animadamente, esperando las clasificaciones. 

Pero la llegada a Meta nos deparaba aún una desagradable sorpresa, que no es menor para cualquier nadador después de una Travesía de larga distancia como la que acabábamos de culminar: se había acabado el agua. Cualquier que haya nadado en el mar sabe que, pese a lo que pueda parecer, hay una gran deshidratación y máxime si has estado nadando con intensidad durante una hora y media ininterrumpidamente. 

En este sentido, también hay que destacar que la necesidad de avituallamiento una vez finalizada una prueba tan larga es notable, porque uno se queda literalmente sin reservas. Desgraciadamente, el avituallamiento previsto por la organización era tan pobre en su concepción, y tan escaso en su cantidad que, unido a que tampoco había líquido, propiciaban unas ganas enormes de meterse en cualquier bar del entorno "a repostar". Lamentable, de verdad.

El vencedor de la prueba fue Josep Ortega, del C.N.Vila-Real, en 1h.02'19", seguido de Iván Jorro, del C.N.Tenis Elche, en 1h.02'23" y con un tercer puesto para Miguel Ángel García Bermejo, de Burjassot, a apenas 4" de éste. Es decir un podio de campeones apretadísimo en tiempos.

En el apartado femenino, la cosa fue similar, ya que la vencedora fue Irene Jorro, hermana de Iván, y también del C.N.Tenis Elche, en 1h.10'38", seguida a apenas 2" por Yolanda Marchante.

Quiero destacar la actuación de Armin Lenz, un chaval de  Teulada, con apenas 19 años, que quedó el 1º en la categoría sub 23 con un excelente 1h.12', y a quién auguramos una carrera excelente en OWS

De los 185 nadadores que estaban inscritos y tomaron la salida en Cala Blanca, arribamos a Meta un total de 169, según las Clasificaciones de la organización, que os acompaño a continuación:


Simultáneamente se disputó también la Travesía de 1.500 metros, dentro del Circuito de Travesías de la Marina Alta, compuesto por cuatro pruebas: Benissa, Moraira, Denia y ésta de Jávea. 

El podium del Circuito de la Marina Alta
El vencedor absoluto del Circuíto ha sido Oscar Estrada,  del C.N.Benissa, quedando subcampeón del citado Circuíto el gran José Antonio Segura Landín, que ha culminado con ello una excelente temporada en la que ha conseguido nada menos que  17 podiums, correspondientes a las 17 pruebas en las que ha participado. Desde aquí nuestra más sincera enhorabuena a ambos campeones.


José María Galera con Oscar Estrada, vencedor absoluto Circuito Marina Baixa

Con la entrega de premios, y las consabidas fotos de familia, finalizó una Travesía de Jávea de la que guardaremos un grato recuerdo todos los que en ella participamos, si bien, sería de agradecer para próximas ediciones que la organización tomara buena nota de las deficiencias que ha habido en ésta, ya que no son difíciles de resolver y, por contra, suponen una gran ayuda para el nadador. Hacemos especial hincapié en el tema del avituallamiento final de Travesía.

Mar Soler, José María Galera y Sara Moral del C.N.Arena Alicante
Con un vistazo final a la bellísima bahía de Jávea nos despedimos hasta el año que viene.


Espero que os haya gustado. ¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante

miércoles, 10 de septiembre de 2014

IV TRAVESÌA A NADO VOLTA AL PENYAL D´IFACH 2014

El domingo 7 de septiembre de 2014 tuvo lugar la IV Travesìa Volta el Penyal d´Ifach, en Calpe, una de las localidades más destacadas y bonitas de la Costa Blanca.

Ésta prometía ser unas de las Travesías estrella de la temporada y, desde luego, no ha decepcionado en absoluto, ni por trazado, ni por paisaje, ni por meteorología, ni por el estado de la mar, ni por una excelente organización -orquestada por Sense Limits- que ha cuidado en todo momento hasta el más mínimo detalle, y que ha conseguido que los participantes se preocuparan de una única cosa: nadar y disfrutar.

Es una prueba para incluir con letras doradas en la lista de las Travesías desarrolladas a lo largo de 2014, no sólo en la Costa Blanca, sino en el Mediterráneo.

(* pulsando en cada foto, se puede ver a pantalla completa)


Vista aérea de la costa de Calpe, con el Peñón de Ifach en primer término
La sola vista aérea del recorrido de la Volta al Penyal d´Ifach ya impresiona. Se daba la salida desde una pequeña playita rocosa, la Cala Racó, junto al Puerto Deportivo, y situada justo a la izquierda de la mole rocosa del Peñón para, después de bordearlo, finalizar en la Playa de la Fossa, una lengua de fina arena blanca situada a la derecha. El recorrido oficial era de 3.200 m., si bien a la mayoría de participantes nos salió finalmente un recorrido en torno de los 3.500 m., fruto, seguramente, de los desplazamientos de las 14 boyas que balizaban el recorrido, para impedir que nos acercáramos en exceso al Peñón.

Desde que despuntó el alba, apenas las 7 de la mañana, empezamos a arracimarnos los nadadores frente a las mesas de acreditación y entrega de gorros, situadas en la Cala Racó. Las inscripciones, limitadas a 450 participantes, se habían cerrado hace más de un mes, lo que había provocado que hubiera más de 400 nadadores en paciente lista de espera, anhelando una baja de última hora  de alguno de los inscritos, para poder apuntarse a una travesía que, con tan solo 3 ediciones disputadas, ya ha creado tradición.



Los nervios eran evidentes en las colas, nunca excesivas, pero sí abundantes. El mar estaba de dulce, el pronóstico era fantástico, y apenas una leve brisa nos aliviaba de los sudores lógicos del nerviosismo. Tan sólo una incógnita rondaba nuestras cabezas: ¿Cómo estamos de medusas?. La época y la zona eran propicias a que nuestras temidas amigas nos hicieran más divertida la travesía...

Estando cercana la hora de salida, las 8,30, la megafonía nos anuncia que nos vayamos aproximando a la orilla. Dada la orografía de la playa, con gruesas piedras que dificultaban enormemente el caminar descalzos por la misma, la organización había previsto una gruesa moqueta para que fuéramos bajando desde el paseo hasta el mar. Pero dada la estrechez de la alfombra y el gran número de nadadores, aquello parecía una procesión de Jueves Santo, por su lentitud, sólo que sin capirotes.

Por fin la orilla, por fin el agua, por fin las primeras brazadas y... primera medusa, ¡mal empezamos, caray!... también es mala suerte. Encima de los nervios que lleva uno, tienes la ansiedad de pensar si finalmente el agua será una especie de sopa de letras, pero con medusas.

La salida se produce desde el agua, a unos 50 metros de la orilla, dado que a la carrera y desde la misma orilla es imposible, por las circunstancias antes apuntadas. Estamos rodeados de barcos, de barcas, de kayacs, de tablas de surf... aquello impresiona. Y todo a la sombra impresionante del Peñón de Ifach, que dado lo temprano de la hora, proyecta una inmensa sombra sobre la zona de salida.

Los participantes aproximándose a la línea de salida
Y por fin, el silbato de salida. Y 450 nadadores se ponen a manotear como molinillos con destino hacia la punta del Peñón, que hemos de bordear. Aquí se acabaron las dudas, los miedos y el temor a las medusas... total, si hay alguna, te la vas a comer de todos modos, entre tantos pies chapoteando y tantos brazos dando manotazos... mejor abstraerse, comenzar a nadar, e intentar coger tu ritmo.

La amplitud del pasillo creado entre la línea de boyas paralelas al Peñón y la línea de kayacs que impide que nos alejemos mucho del mismo, permite nadar sin excesivos sobresaltos y, sobre todo, sin que te quiten de golpe las gafas de una patada, uno de mis grandes pánicos en cada travesía en la que participo.


Y ya se avista el final de la primera parte, el final del Peñón. Todos los participantes de anteriores ocasiones coinciden en señalar que, cuando se alcanza ese punto, las corrientes son muy fuertes, e incluso hay pequeños remolinos, con lo cual va uno con la prevención lógica del primerizo. 

Mirando mi GARMIN deduzco que la corriente me va empujando, porque yo no he ido a esa velocidad nadando en mi vida. Luego comprobé que no sólo la corriente me empujaba, sino que era la emoción de estar en una prueba única, lo que me estaba haciendo bracear más rápido de lo que yo era capaz. 

El agua, transparente hasta extremos de película de los Mares del Sur. El oleaje, bueno, nada reseñable. La amplitud del pasillo para nadar permitía ir cómodamente a tu ritmo, sin molestias y sin ser molestado. Y las medusas, de momento no están, aunque se las espera, tampoco hay que confiarse...je,je,je.

Y giramos finalmente el Peñón. Entonces es cuando, una vez desaparecida la inmensa sombra que proyectaba sobre el agua, cuando el Sol ilumina de verdad la lámina de agua, se puede percibir la riqueza del entorno, es imposible ver el fondo, un fondo que se imagina allá abajo, lejano. Cuando miras hacia delante y ves el chapoteo de los compañeros con una claridad casi transparente, es cuando de verdad te sientes viviendo una experiencia única. 

Y entre tanta claridad de acuario descomunal, como no podía ser menos, empiezas a ver las primeras medusas, pocas, muy separadas, pero presentes. Son las Cortylorhiza Tuberculata, vulgo "medusas de huevo frito", que son casi inofensivas, incluso dicen que comestibles, aunque ahora no está uno para pensar en comer esos manjares...je,je,je. Afortunadamente fueron una anécdota sin importancia en el desarrollo de la prueba, ya que muchos de los participantes, ni llegaron a ver ninguna de ellas. 

Después de girar el Peñón, ya se ve al fondo la Playa de la Fossa
Y ya podemos ver al fondo la Playa de la Fossa, nuestro destino. Estamos prácticamente a mitad del recorrido, y ninguno de los dos ogros que nos temíamos -las fuertes corrientes, y las medusas- son suficientes para conseguir que bajemos el ritmo, todo lo contrario, la vista de la Meta, aún lejana, da un chute de adrenalina que hace encarar esta parte con más energía aún. Estoy disfrutando como nunca. Por fin he encontrado mi ritmo, no hay medusas, no hay corrientes, nada me impide gozar del mar, disfrutar del entorno y sentir como un escalofrío de placer dado lo único del momento que estoy viviendo...

Ya vamos camino de la Meta. Yo, que soy lento nadando, ya he cogido ritmo, superados los miedos, y veo con satisfacción como, poquito a poco, voy sobrepasando gente, adelantando a grupitos enteros de nadadores. He salido de los últimos por mi pánico a las patadas, pero, desde luego, no acabaré de los últimos. Y eso me da más moral, y más chute de adrenalina. ¡Cuanto disfrute!

Las últimas boyas del recorrido son ya visibles, el arco de Meta también, incluso la megafonía es perceptible, allá a lo lejos, pero ya se oye... Dios mío, ¡qué emoción!






Y sigo nadando, deslizando, sin nervios, sin agobios, pero a toda pastilla. Como es la primera vez que la hago, no sé si voy bien o mal de tiempo -¡y qué más da!-, tan solo sé que voy a toda castaña...

Y finalmente ya estoy pisando el fondo, y veo esa imagen que a mi me resulta tan simpática, de la gente haciendo una última carrerilla para hacer un último adelanto al contrincante. Y yo, que entro tranquilo, relajado, y a un paso que más parece que voy presidiendo la Procesión del Corpus, que a punto de entrar en Meta.

¡Y ya estoy en la Meta!. Me quito las gafas, me quito el gorro, y miro al cielo. ¡No me lo puedo creer!.


Y me noto como despistado, como no creyendo que, finalmente he acabado, disfrutando tanto como he disfrutado...

Y allí están los amigos del C.N.Arena, mis compañeros de equipo, que han llegado antes que yo, y que me felicitan. Luego, cuando te enteras de que el vencedor, José Luis Larrosa, ha finalizado en apenas 40', rebajando el récord de la prueba nada menos que en 4', la euforia se te baja un pelín. Pero bueno, uno está aquí para competir consigo mismo, y no para compararse con campeones de la talla de un Larrosa. Que tampoco hay que mortificarse con las comparaciones con los súper campeones... je,je,je.

José Luis Larrosa durante la Volta al Peñón de Ifach
Y entonces viene otra de las partes que más se disfrutan en las Travesías, el ir encontrándote con los conocidos, "¿qué tal te ha ido?", "¡pues no había tantas corrientes!", "¿alguna medusa?", "¡he mejorado x minutos desde la del año pasado!"... y tantas y tantas anécdotas que se comentan en estos momentos de relax, y de felicidad, de auténtica felicidad, que se viven, cuando ves que has acabado, que te sientes divinamente y que, si por ti fuera, te tirabas otra vez al mar...

Loa miembros del C.N. Arena Alicante que participaron en la Travesía


José M. Galera con José Luis Larrosa
Y vienen las fotos de familia, con los amigos, con los colegas, con el resto del equipo y, si se puede, con el vencedor, con el gran José Luis Larrosa, al que siempre me arrimo a ver si se me pega algo, aunque solo sea su cortesía y su sonrisa permanente...

El vencedor absoluto fue José Luis Larrosa, con 40' 32", seguido por Iván Jorro (1º en categoría Junior Masculino), con 41' 53" y por José Luis de Celis, con 42' 13". Detrás vendrían otros grandes -la prueba tenía un nivel espectacular-, como fueron Oscar Estrada, César Hernández  y el grandísimo José Antonio Segura Landín -1º en la categoría Senior A- , y que ha llevado una temporada espectacular, haciendo podio en toda y cada una de las travesías en las que ha participado, y han sido bastantes. ¡Desde aquí mi enhorabuena más especial!.

A continuación tenéis un enlace, con el tratamiento que le dio a la prueba el diario Información de Alicante.

Récord de Larrosa en el Peñón de Ifach

En el apartado de mujeres, la vencedora fue Soraya Pérez Galiana, con 43' 44". Y quiero destacar también en el apartado femenino a Irene Jorro, hermana del 2º clasificado absoluto, Iván Jorro, que quedó primera en su categoría de Junior Femenino. ¡Vaya par de hermanitos!. Ambos pertenecen al C.N.Tenis de Elche, que se ha demostrado como una cantera de campeones a nivel provincial.

El podio vencedor
Con la entrega de premios de las diversas categorías, y con el sorteo de diversos regalos aportados por los patrocinadores, finalizó la parte oficial de esta Travesía Volta a Nado al Penyal d´Ifach, que tan buen sabor de boca nos dejó a todos y que se ha consolidado como una prueba de referencia en el panorama nacional de travesías, con tan solo cuatro ediciones disputadas.

Tan sólo quiero hacer mención de un aspecto que, al parecer, ha creado bastante malestar entre los nadadores, tanto de ésta, como de anteriores ediciones. Y se refiere a la falta de control -muy difícil, por otra parte- respecto a que los participantes dejen siempre a la izquierda las boyas, respetando con ello el circuito marcado por la organización. Parece ser que no son pocos los que se saltan a la torera esta condición, nadando por dentro de las boyas y realizando con ello un recorrido más corto que los que, religiosamente, vamos dejando, una a una, las boyas a nuestra izquierda, sin que por ello sean amonestados por la organización. 

Me consta que los organizadores de la prueba son conscientes de esta irregularidad, y están intentando por todos los medios mejorar el control de todos estos "salta boyas", no obstante, hay que decir en su descargo que es difícil controlar absolutamente y en todo momento a más de 400 nadadores, sobre todo cuando un colectivo más o menos numeroso decide por su cuenta "saltarse la ley".

Desde aquí animamos a los amigos de Sense Limits a seguir incansables en la brecha con este tema, por el bien y el prestigio de esta excelente prueba. Seguro que lo consiguen

De Celis, Larrosa y Jorro, los tres vencedores absolutos












Por último, quiero agradecer sinceramente a Sense Limits su esfuerzo y su ingente trabajo para que todo resultara perfecto y para que todos estemos deseando que se abran las inscripciones de 2015 para apuntarnos de nuevo.

Asimismo, gracias a la gran cantidad de voluntarios que nos fueron controlando en el agua durante todo el recorrido, así como en las acreditaciones, guardarropía, avituallamiento y las docenas de actividades que se necesitan para que una organización con 450 participantes funcione como un reloj.

Y por último quiero agradecer también a los fotógrafos, David Labrandero y José Miguel Manzaneque su colaboración con gran parte de las imágenes de esta crónica.

A continuación os incluyo algunos enlaces de interés de la prueba.

En primer lugar tenéis el vídeo de José Miguel Manzaneque que, a mí al menos, me ha puesto los vellos de punta. Muy acertada la música escogida y el enfoque del vídeo, que es distinto a lo que tenemos costumbre de ver. ¡Imprescindible!. Y un álbum fotográfico del mismo autor, totalmente hecho desde el agua, como el vídeo

Vídeo de la Travesía

Álbum fotográfico desde el agua

También os acompaño el Álbum fotográfico de David Labrandero, compuesto por la friolera de 771 fotos. Y con eso creo que lo digo todo. Gracias David, por este esfuerzo descomunal dejando constancia de todos y cada uno de los momentos más significativos del evento.

Álbum fotográfico de Meta


También os incluyo un segundo vídeo, realizado por Air-Rec, y filmado desde un dron, en donde podréis ver unas espectaculares vistas aéreas de la Travesía y de las maravillosas y cristalinas aguas de Calper

Vídeo aéreo del Penyal d´Ifach

Por último tenéis las clasificaciones oficiales facilitadas por Championchip Levante, la empresa encargada del cronometraje de la Travesía, que cumplió su misión con la profesionalidad a que nos tiene acostumbrados.

Clasificaciones de la Volta al Penyal d´Ifach

Espero que os haya gustado. ¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante