viernes, 24 de julio de 2015

NEDA EL MÓN SWIM BARCELONA 2015

(** Pulsando sobre las fotos, se ven a pantalla completa)

Como dice mi amiga Helga "al mar, unas veces se va a nadar, y otras a pelear"

Y a pelear -¡y de qué forma!- fuimos un grupo de aguerridos nadadores el pasado 19 de julio, participando en la "5ª Neda el Món Zoggs Swim Barcelona 2015" que, simultáneamente, era una etapa de la I Copa de España de Aguas Abiertas Open.


La prueba constaba de varias modalidades que paso a resumiros:
  • Travesía 5.700 metros, competitiva
  • Travesía 5.700 metros, no competitiva
  • Travesía 3.600 metros, competitiva
  • Travesía 3.600 metros, no competitiva
Los nadadores que participaban en la prueba de la Copa, hacían la travesía de 5.700 metros, pero tenían una salida especial, con su juez particular.

Los de la travesía de 5.700 metros teníamos la salida en la Playa de San Sebastián (Barceloneta) y los de 3.600 metros en la Playa Nova Icária (junto al Puerto Olímpico), con una Meta común en el Port del Fórum, al final de la línea de costa de la ciudad de BCN, justo antes del río Besós.

La leyenda de las camisetas resultó ser premonitoria
El eslogan que llevaban los chicos de la organización en sus camisetas ya era premonitorio.
Para los que nos estáis puestos en la lengua de Shakespeare, es algo así como "Una mar en calma nunca hizo un nadador hábil"
¡Ahí queda eso!. 
Si había una intención en el comentario... nunca lo sabremos! 

El día previo por la tarde hubo varias actividades preparatorias y el briefing de la prueba, en la cual el personal de la Organización nos aclaró las pocas dudas que teníamos al respecto. 

Marc, el Boss de Neda el Món, nos explica los pormenores. Me podéis ver a la derecha con polo negro
Se hizo mucho hincapié en la conveniencia de nadar con neopreno y boya por evidentes motivos de seguridad porque, aunque llevábamos multitud de kayacs, tablas de paddle surf, varias zodiacs, e incluso dos lanchas de la Guardia Civil, el recorrido era lo suficientemente largo como para que quedáramos relativamente solos en algún momento.

Toda esta jornada previa resultó muy bien. Y me fui al hotel muy contento de haber venido a BCN a hacer mi primera travesía fuera de "la terrera".

Y llegó el día de la prueba. Un servidor arribó a la Playa de la Barceloneta a las 7,30h. -la prueba comenzaba a las 9h.- para ir entrando en situación.

Idílica imagen del Arco de Salida y el Mediterráneo al fondo
Los chicos de la Organización estaban montando el Arco de Salida y las banderolas, mientras el Sol intentaba desperezarse entre unas nubes bajas que impedían la visibilidad. El pronóstico daba mar en calma y nieblas matinales. Todo fenomenal. ¡Iba a ser un gran día!.


A la derecha de la Salida, el Hotel W lucía espléndido sus 100 metros de altura y brillaba como un diamante con el Sol del amanecer.

El skyline de BCN, con la placa solar del Fórum al fondo
En el otro extremo, a lo lejos, se veía la placa solar del Fórum (inclinada a la derecha de la foto), punto de destino de la Travesía.

El mar lucía tranquilo, sosegado, prácticamente plano....

El día prometía ser espectacular para disfrutar una Travesía épica. MI primera salida fuera de la zona de Alicante no podía tener unos prolegómenos mejores...

Foto de familia. Yo estoy justo en el centro, en segunda fila, con neopreno ORCA

En los minutos previos a la Salida, tocaba la "foto de familia" en la que no están todos los que son, pero si éramos todos los que estábamos. La cuenta atrás comenzó a continuación.

Y nos lanzamos todos al mar. 



El agua estaba espectacular, clara, fresquita, tranquila... Disfrutando las brazadas una tras otra, aquello era una maravilla. "En qué buena hora he decidido venir a BCN", pensé.

Y los primeros 2.000m. transcurrieron sin apenas darnos cuenta, disfrutando las brazadas, a un ritmo sostenido de 3km/h., con el mar claro y sin medusas. ¿Se podía pedir más?.

Llegamos al primer avituallamiento y la cosa se empezó a complicar. La zodiac que nos tenía que atender se movía más de la cuenta, mucho más de la cuenta. El mar "se estaba levantando", poquito al principio, pero, súbitamente, en cuestión de 15 ó 20 minutos, aquello se había complicado un montón. No se veían las boyas de señalización. Los expertos chicos de paddle surf apenas podían mantener el equilibrio sobre las tablas...¿Qué está pasando, Dios mío?

Llegar a la boya que marcaba los 3.000 metros se complicaba por momentos. Ya estamos a la mitad, ya queda menos. Al final, con el oleaje era dificilísimo avistar las boyas que nos marcaban el camino -enormes, como se ve en las fotos- y los "borreguitos" de las olas nos acosaban por doquier. Y empecé a tragar agua... y a ponerme nervioso.


La diferencia de mar entre la salida y la boya de los 3.000m. era evidente

La boya de los 4.000m. no llegaba nunca, y con ella el segundo avituallamiento. Yo no sabía ni por donde iba, mientras contemplaba con pavor como los chicos de las tablas se caían una y otra vez de las mismas, y los kayacs se volcaban por la fuerza del oleaje. Y las zodiacs de Protección Civil pasando constantemente a toda leche por nuestro lado, señal de que algo no iba bien.

Por fin llegamos al segundo avituallamiento, y veo que los chicos apenas podían sostenerse sobre la zodiac y que se les caían de las manos los vasos con Aquarius que intentaban dar a los nadadores. Decidí no acercarme, por miedo a que, por un golpe de mar, se me viniera encima la zodiac y aquello acabara peor de lo que ya estaba.

Y seguí nadando. Muy muy desorientado...

De repente, me doy cuenta que la boya que debía marcar los 4.500 metros está muy hacia dentro del mar y, desorientado como estaba, me pongo a nadar en su busca (debíamos dejar las boyas siempre a nuestra izquierda) hasta que un kayacker se me acerca y me dice que corrija el rumbo, que a esa boya se le ha roto el enganche y se iba mar adentro... ¡Ay madre!. ¡Qué agobio!

Y en ese momento me acordé de mi amigo José Andrades que me dijo en una ocasión que él, cuando la cosa se complica, se concentra únicamente en la siguiente brazada, y se olvida de cuanto le queda por nadar, ni de cuanto ha hecho ya. Y seguí su consejo. Me puse a nadar, concentrado en la brazada siguiente, y siguiendo una línea lo más recta posible que el mar me dejaba.


La entrada al puerto era muy complicada. Las olas empujaban contra los espigones

La llegada a la boya de los 5.000m metros fue épica. Mentalmente lo comparé -maratoniano como soy- al famoso "Muro" de la Maratón -situado entre los kilómetros 30 y 35- porque si "pasabas el Muro" ya era seguro que acababas la prueba. Y para mí ese muro fue la boya de los 5.000


El de la foto no soy yo ¿eh?
Ya estaba bordeando el espigón del puerto. Mientras, el mar se había levantado como yo nunca había visto hasta ahora. Y el  miedo era que las olas te lanzaran contra la escollera del puerto... ¡Otro esfuerzo!, nadar de nuevo hacia adentro para no morir estrellado contra las rocas. ¡Esto parecía no tener fin!

El acceso a la rada del Puerto. El mar, al fondo, movidito, movidito...
Y por fin entré dentro de la rada del Puerto del Fórum. Me paré unos instantes, cuando apenas quedaban 200 metros para llegar a meta y pensé: "éstos los voy a disfrutar", y me puse a deslizarme sobre el agua, alargando la brazada todo lo que podía, respirando acompasado, sin agobios, y sin importarme un ápice el tiempo que marcaba mi pulsómetro.

Y disfruté, ¡vaya si disfruté!. Ahí valoré lo gratificante que puede llegar a ser nadar en un mar en condiciones, pese a llevar ya casi 6.000 metros a las espaldas y casi 3 horas nadando -o peleando con el mar, como diría Helga-, un placer que, pese al cansancio, disfruté a fondo.

Y por fin el Arco de Meta, la megafonía, los aplausos..., y yo mareado como un pato, voy y me caigo de espaldas  justo al incorporarme de pie bajo el Arco. El mareo de tres horas de lucha me estaba pasando factura... 

Pero feliz, muy feliz. Nunca había estado tres horas nadando sin parar. Bueno, mejor dicho, peleando sin parar. Y allí estaba, un poco aturdido, pero entero, sin rampas, sin calambres, feliz, feliz como una perdiz!!


Al poco de llegar yo hicieron la entrega de premios a los primeros clasificados, entre los que no me encontraba yo, claro.

Pero resulta que tuve suerte finalmente, porque a continuación de la entrega de trofeos, hicieron un sorteo de varios regalos.

Añadir leyenda
Acostumbrado como estoy a que nunca me toque nada, ni a subir al podio, pues no estaba prestando mucha atención a la megafonía y, de pronto, oigo que repiten insistentemente mi nombre por los altavoces... y echo a correr hacia el podio. Resulta que me había tocado un libro del gran Miquel Sunyer , en el que narra las peripecias de su vida deportiva y los retos a los que se ha tenido que enfrentar para llegar a lo más alto en la natación en aguas abiertas. Todo un regalo y una experiencia que seguro que leeré y releeré para sacar enseñanzas de él. 



Mientras, el speaker continuaba amenizándonos el rato, haciendo tiempo para que llegaran todos los nadadores a Meta. Algunos swimmers precisaron por encima de las 4 horas para culminar la Travesía, lo que me ayudó a relativizar mi tiempo y no sentirme el último del pelotón.


Mi GARMIN marcaba 2h.51' cuando lo paré. Y tuve la fatalidad de que se me bloqueó el GPS, con lo cual no sé exactamente cuál fue la distancia que hice. Aunque yo calculo que debieron de ser unos 6.500 metros, en función de las vueltas que dí, y de los zig zag que tuve que hacer buscando pasar junto a las boyas de señalización.

Teniendo en cuenta que los primeros 2.000 metros los hice en apenas 40´ (3km/h) y que tardé 2h.51´en finalizar, yo calculo que debí de nadar a una media de 2km/h. el resto de la Travesía hasta la Meta. Es decir, el mar me frenó hasta el extremo de bajar 1/3 mi velocidad de deslizamiento... Y puedo asegurar que los últimos 2.000 metros debieron de ser los más lentos del recorrido, ¡con diferencia!.

Por último, la Organización de Neda el Món tuvo un detalle solidario muy bonito, ya que propició que los nadadores que habían llegado antes a Meta, pasearan por el agua a un grupo de personas con parálisis  cerebral  de una asociación benéfica que, de otro modo, no tendrían oportunidad de disfrutar de "bañarse y nadar" en el mar. Un detalle realmente emocionante y bonito.


Quiero significar especialmente la excelente, y yo diría que casi perfecta, organización de "Neda el Món", tanto en los aspectos técnicos, como organizativos y humanos. En todo momento nos sentimos arropados y acompañados por multitud de voluntarios (75 entre kayackers y surferos) y, una vez fuera del agua, la atención y la respuesta a todas las dudas y necesidades que tuvimos fueron extraordinarios. Había oído muchas y buenas cosas de esta organización pero, desde luego, eran absolutamente merecidas. ¡Enhorabuena Neda el Món!. Repetiré con vosotros, tenedlo por seguro.


Marian García Aguado ayudando a un minusválido
También quiero manifestar mi especial agradecimiento a Marian García Aguado, la "animadora" del evento que, es a la vez, la entrenadora del grupo de natación de Neda el Món. Su simpatía, su energía y su disposición constante a ayudar y a resolver todas las dudas dejaron una honda huella en mí. Espero volver a coincidir con ella en futuras Travesías... ¡Gracias Marian!

Foto final de familia. Estoy a la derecha, en la última fila, con gafas naranjas...
No podía faltar la foto final de familia, con los voluntarios y con los pocos nadadores que nos quedamos a la paella gigante que compartimos al acabar todo.

Realmente, fue un día redondo, pese a lo complicado de la mar. Pero bueno, "lo que no te mata, te hace más fuerte", o al menos eso dicen.

Fue un bonito día, de los que uno no va al mar a nadar, sino a pelearse...

Particular agradecimiento a Francesc Aromir, fotógrafo profesional y autor de varias de las fotos de esta crónica. 

A continuación os acompaño el link con las clasificaciones y otras informaciones interesantes:

http://www.nedaelmon.com/ca/Noticies/Detalls/4140/classificacio-zoggs-swimbarcelona



Espero que os haya gustado

¡Nos vemos en el mar!

José María Galera
OWS Alicante