Playa de la Albufereta, Alicante |
Corría el verano de 2012 y, después de toda una vida en que mi única actividad deportiva había sido la carrera de fondo, maratón y media maratón, me encontraba ya saturado de tanta zapatilla y de castigar tanto y tan contínuamente mis articulaciones.
No quería dejarlo del todo, porque me gusta correr, pero el entrenar tres o cuatro días por semana se había convertido para mí en una actividad cansina, y más en una obligación rutinaria, que en una actividad motivadora, que hiciera que esperara con ilusión el momento de calzarme las zapatillas...
Motivación, motivación, motivación... Ésa, sin duda, es la palabra mágica que nos mueve a los deportistas amateurs. Como reza el dicho: "La motivación es la gasolina del cerebro". Queda dicho...
Motivación, motivación, motivación... Ésa, sin duda, es la palabra mágica que nos mueve a los deportistas amateurs. Como reza el dicho: "La motivación es la gasolina del cerebro". Queda dicho...
Pero, por otra parte, los que estamos acostumbrados a hacer deporte de forma asidua, día tras día, semana tras semana, no nos resignamos fácilmente a sentarnos en un sofá a hacer zapping, llevamos el deporte grabado en el ADN. Y yo estaba deseando encontrar otra actividad deportiva "motivadora". Pero ¿cuál?
Y entonces presencié mi primer triatlón, y me entusiasmé con la posibilidad de poder participar algún día en uno de ellos. Había encontrado una actividad que me permitiría hacer nuevos deportes, y no abandonar tantos años de running...
Pero tenía un handicap importante: no sabía nadar. La parte de bicicleta era un problema menor, secundario para mí. Durante muchos años he practicado bastante asiduamente el spinning. Por lo tanto, para mí el problema se solventaba tomando la decisión de comprarme una bicicleta, y echándome a rodar por la carretera.
Pero, ¡ay nadar!. Eso sí que era un problema, y un problema mayúsculo. Aún el triatlón más elemental tenía una parte de 750 m. de natación en aguas abiertas; con lo cual tenía dos problemas: 750 metros nadando me parecía una distancia inalcanzable en aquella época, y el mar en sí me daba pánico en cuanto dejaba de hacer pie, pero un miedo paralizante que me bloqueaba totalmente...
Primer reto: aprender a nadar. Y la primera decisión: apuntarme a una piscina y dar clases de natación. Y así en octubre de 2012 comienzo tímidamente a dar mis primeras clases de natación.
Ni que decir tiene que, después de cada largo de 25m., me tenía que parar a tomar aire... ¡Uffff!.¡Qué angustia!. Y al principio, la evolución era tan lenta, que la primera vez que conseguí hacer 100 m. nadando sin parar, casi se me saltan las lágrimas de alegría.
Poco a poco, vas evolucionando y, aunque a ti te parece que estás siempre en el mismo sitio, el entrenador te dice que no, que vas bien, que no te desanimes.
Motivación, motivación, motivación.
Motivación, motivación, motivación.
Y llega Junio de 2013, y resulta que los compañeros de mi Club de Natación se apuntan a una prueba mítica en esta zona, la Travesía del Pantano de Guadalest. Y quieren convencerme de que me apunte... pero yo no accedo, aterrado ante la sola idea de tirarme a las aguas abiertas, aunque sean las de un pantano...
Y el 28 de junio se disputa finalmente la Travesía, con mis compañeros participando, y un servidor de espectador (ya que no nado, al menos iré a apoyarlos, pensé). Y, cuando yo los veo en el agua y dan la salida, a mí me da un ataque de pánico y me pongo con palpitaciones y sudoración abundante, sólo de pensar en participar en una prueba semejante algún día...
Y va transcurriendo el verano de 2013, y se disputan docenas de travesías en toda la zona de la Costa Blanca, y todos mis conocidos participan en alguna. Menos yo, porque tengo ataques de pánico cada vez que pienso en tirarme al mar. "Esto lo tengo que superar", pienso, porque si no, nunca me voy a tirar al mar.
Finalmente, en pleno mes de agosto, tomo una decisión: debo de participar en alguna, porque se está acabando el verano y, como me descuide, nos metemos en el invierno sin que yo haya "catado" el mar.
Y finalmente decido participar en la Travesía de la Playa de Muchavista, una zona próxima a la ciudad de Alicante. Son 2.000 m. (¡Dios mío, qué horror!), en mi playa de toda la vida y rodeado de un montón de gente conocida. Los pronósticos son estupendos: día soleado, mar en calma, unos 200 participantes.....todo a favor.
Travesía Playa Muchavista 2013 |
Nada más echarme al mar, la ansiedad me impedía respirar y creía que me ahogaba...
Pero yo no iba a abandonar a la primera de cambio, yo saldría el último del agua, pero saldría, tanto tiempo de entrenamiento no lo podía tirar por la borda!!. Y así fue, no salí el último, ni el penúltimo, pero vamos, tampoco hice podio...¡Pero lo había hecho!. ¡Reto superado!.
Motivación, motivación, motivación.
Motivación, motivación, motivación.
Ese mismo verano aún hice un par de travesías más, ambas en la misma zona, sencillitas, y de distancias similares. Asegurando los progresos y empezando a perderle el miedo al mar... Afianzándome en mi autoestima.
Y empieza el otoño de 2013 y se plantea el siguiente reto: el neopreno. Tan sólo de ver a la gente enfundada en uno, me daba claustrofobia y sentía ganas de echar a correr...
Finalmente, en noviembre, y cuando el agua del mar no permitía ya nadar a pelo, me compro un neopreno, y hago mis primeros pinitos. Una vez superada la claustrofobia del principio, y adquirida la habilidad necesaria para ponérselo sin desgarrarlo a tirones (que no es fácil), resulta que me encanta, porque me da una flotabilidad que me hace mucho más cómodo nadar.
Travesía de Navidad 2013 - Playa del Postiguet |
Y me enfrento a la primera travesía con neopreno. La Travesía de Navidad de Alicante, es la ocasión propicia: Playa del Postiguet, casi a la puerta de mi casa, todo gente conocida, no competitiva, y unos simpáticos gorritos navideños hacen el trance una delicia. Y salgo del agua "con ganas de más". Esto es imparable.
Y, estas ganas de más se ven satisfechas con una simpática quedada en la Playa de Arenales del Sol, la gran desconocida de Alicante para nadar, para participar en una particular "San Silvestre" en el mar. La finalizamos en "El Rincón de Santi", sitio emblemático donde los haya, para todos los nadadores de esta zona, donde nos pusimos ciegos de "Caldo con Pelota", bien calentito, y bocadillos de tortilla... ¡Había que reponer energías!
Travesía San Silvestre 2013 - Arenales del Sol |
Ello da lugar a que me hagan una de las fotos a la que más cariño tengo de mi aún corta trayectoria, en la que se me ve con el gorro amarillo, nadando en plena bahía, con el "skyline" de Alicante al fondo, un 31 de diciembre, el del año 2013, el año que me decidí a nadar en el mar, el año que descubrí mi gran pasión, la natación en aguas abiertas...
2. LAS MOTIVACIONES
Ni que decir tiene que el cambio de año, con esa San Silvestre acuática en pleno Mediterráneo, fue como un torrente de adrenalina que me recargó las pilas hasta extremos insospechados hasta entonces. Aquél fue mi rubicón. Allí empezó la diversión!!
Y comenzaron también los proyectos. Había que planificar la temporada, cuyas primeras travesías en esta zona de la Costa Blanca empezarían apenas finalizada la Semana Santa. No había tiempo que perder...
Y comenzó un frenesí en Internet, entrando día sí y día también en páginas que hablaban de travesías, de fechas, de distancias, de inscripciones, de reglamentos... tenía hambre de travesías, y me faltaban fines de semana para todo lo que quería hacer.
Y mientras, buscando a la vez con frenesí compañeros de entreno, para nadar en el mar, que en invierno no es nada fácil. La gente se acobarda enseguida por el frío. Pero yo le había cogido gusto al neopreno, pese a que los primeros cinco minutos en el mar, con ese dolor paralizante en la cara hasta que te acostumbras al frío, es una sensación que no se olvida; se supera, pero no se olvida...¡Uffffff!
Y empiezo a contactar con grupos de OWS en Jávea, en Benidorm, en Arenales, en Santa Pola, en Torrevieja.....y cruzo constantemente la costa de Alicante de norte a sur y de sur a norte, fin de semana tras fin de semana, con el único objetivo de poder pasar un rato nadando en el mar con gente...
Aquello se estaba convirtiendo en una droga. Si por mí fuera, dormiría con el neopreno puesto, porque no me canso de nadar en el mar. Hay fines de semana que cruzo la provincia de norte a sur, para nadar el sábado en Jávea, y el domingo justo en la punta opuesta, en Torrevieja, los madrugones son de antología. No importa, nada importa, con tal de dar salida a esta pasión...
Motivación, motivación, motivación.
Motivación, motivación, motivación.
Y se presenta la primera travesía de la temporada, una prueba mítica, la Travesía de Mariners, con salida en la Playa de Arenales, y tres distancias: 2.500 m., 5.000 m. y la distancia reina, 10.000 m., desde la citada playa hasta la Isla de Tabarca. Prudente, me inscribo en la de 5.000 m., todo un reto para mí en esas fechas.
La semana anterior el viento de levante azota sin piedad la costa alicantina. La víspera de la prueba, en el briefing, la organización dice que, a la vista del estado de la mar, no es seguro que la prueba finalmente se disputara, dependemos de la autorización de la Autoridad de Costas. Yo miraba al mar desde donde estábamos, y "se me ponían los cojoncillos de corbata" tan sólo de pensar en echarme al mar, a "ése mar". "Dios mío, la que me espera", pensé.
La noche antes no dormí, un duermevela me tuvo toda la noche despierto, pensando si era prudente echarme a nadar en aquellas condiciones...
Una vez llegados a la Playa de Arenales, el mar había mejorado un poco desde la víspera, pero no demasiado. Pero el ambiente era extraordinario. Todos nosotros tendríamos los mismos miedos, seguramente, pero nadie parecía querer darse por enterado...
Y comenzó la prueba... y aquello fue una montaña rusa de emociones, y de tragar más agua que en toda mi vida... pero acabé. Y cuando salí del agua, mareado, pero contento, no pude evitar que las lágrimas rodaran por mis mejillas. ¡Lo había hecho!. ¡Había finalizado mi primer 5.000!
Una vez pasado el susto y el cansancio, el subidón de adrenalina fue de los que hacen época.
Ahora sí que sí, ahora sí que podía planificar la temporada con ambición, mi primera temporada; me lo "quería comer todo"
Y en cuestión de unas semanas aquello fue un frenesí de inscripciones, todas las pruebas me parecían pocas. Varios fines de semana doblaría, una Travesía el sábado y otra el domingo... nada era suficiente... Me sentía imbatible.
Motivación, motivación, motivación.
Motivación, motivación, motivación.
Y en Junio empezó la traca de travesías: Guadalest (mi bestia negra del año 2013), Torrevieja, Benissa, Pilar de la Horadada, Bomberos de Alicante, El Albir, Escollera de Alicante... y Peñón de Ifach, Jávea, Cala Montgó (dos travesías consecutivas), otra vez Jávea y, finalmente, ya en octubre, Cabo de Palos. Si todo iba según lo previsto, al finalizar la temporada habría hecho 14 travesías.
Hace un año tenía pánico al mar, y este verano participo en 14 travesías. ¡Dios mío!. ¿Estoy loco?. ¿Estoy soñando?... No esto no es un sueño, esto es esfuerzo, sacrificio, fuerza de voluntad y mucho ánimo de superación. Y muchas, muchas ganas de crecer... Esto es MOTIVACIÓN.
3. LOS RETOS
Y llegados a este punto, me encuentro con que siento la necesidad de dejar constancia escrita de todo lo que me ha pasado, de todo lo que me está pasando, y de todo lo que espero que me pase... y así surge la idea de este blog. Porque hay que dejar constancia de todo. Hay que dejar constancia de que las dificultades nunca son excusa para emprender algo que realmente te gusta, y que esas dificultades, la superación de esas dificultades, es lo que realmente nos hace crecer, y ser más fuertes...
Y empiezo, tímidamente, a hacer alguna crónica de una travesía, y luego otra, algo esquemáticas al principio, algo frías también; pero, poquito a poco, cada vez más vividas, poco a poco más extensas, paulatinamente más afianzadas las sensaciones, más externalizadas.
Y comienzo a planificar ya, en mi mente, en mis sueños, la próxima temporada de 2015.
Y me empapo de comentarios e historias de compañeros nadadores, de veteranos nadópatas, curtidos en mil batallas que me hablan de retos que me hacen soñar, pero que me parecen imposibles desde mi actual perspectiva: el Estrecho de Gibraltar, la Batalla de Rande, el Canal de la Mancha... ¡la Travesía de la Isla de Manhattan!.
Sueños, sueños, sueños...
Sueños, sueños, sueños...
Pero bueno, sueños me hubieran parecido hace tan solo un año todas las travesías que estoy disputando este verano. Sueños que se han hecho realidad.....¿Y por qué éstos no podrían hacerse realidad también algún día?. ¿Qué me lo impide?. Tengo la fuerza, tengo la voluntad, tengo las ganas, tengo "la rabia"... ¿Por qué no?.
Y también tengo las ganas de dejar constancia de todo ello. Este blog es mi otro yo. El escribir lo vivido, el relatarlo, el revivirlo me ayuda a asimilar los avances, a la vez que me da fuerzas para seguir adelante, me afianza en mis logros, me compensa en los bajones (que los hay) y, sobre todo, me alienta a seguir adelante, a no desanimarme, a pensar que solo se vive una vez, y que hoy estás y mañana puedes no estar.
Por ello no hay un minuto que desaprovechar, todas las ocasiones son buenas para lanzarse al mar, para dar rienda suelta a una pasión que hace un par de años me pareció una utopía y hoy es la gasolina que alimenta mis ganas de vivir.
Ilusión, ilusión, ilusión...
Y éste es el principio de todo. ¡Nos vemos en el agua!
José María Galera
OWS Alicante
Muy bueno JMaría!!! y ten cuidado con lo que sueñas... no vaya a ser que se cumpla ;)
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