jueves, 11 de agosto de 2016

DESCENSO A NADO DE LA RÍA DE NAVIA 2016


* (Pulsando en las fotos, se pueden ver a pantalla completa)


Antes de comenzar la crónica quería haceros una matización inicial.

Aunque el principal motivo de mi visita a Asturias era nadar en la Travesía de Navia, tuve también la oportunidad de participar la víspera en la Travesía de Viavélez, una pequeña localidad situada muy cerca de Navia, que organiza una prueba mucho más "artesanal", con apenas 80 nadadores, y en la que todo el pueblo participa con  auténtico entusiasmo.

Como sabéis los que me seguís asiduamente, mi compromiso con las Aguas Abiertas (OWS) es intentar, en la medida de mis modestas posibilidades, hacerlas más grandes, más conocidas, más populares, a través de estas sencillas y muy personales crónicas que escribo con regularidad, y que tengo el privilegio de que muchos de vosotros leáis asiduamente.

En ese sentido he incluido, previo a la crónica principal sobre Navia, unos apuntes sobre la Travesía de Viavélez, que os agradecería que leyérais, puesto que es una prueba sencilla, organizada con auténtico amor a eso que nos gusta tanto a todos,  que es nadar en aguas abiertas, y también se merece también su trocito de atención. Gracias de antemano

Quién no esté interesado en estos apuntes, puede pasar directamente a la segunda parte de esta crónica, donde narro con mi particular visión las vicisitudes de la "Madre de todas las Travesías".

Muchas gracias a todos por seguirme, nadadores.... ¡Y espero que os guste!

Vista aéra de la Ría de Navia con el puente de la autopista en primer lugar

Todo comenzó hace unos cuantos meses, cuando hablando un día con mi amigo José Luis Larrosa, me recomendó que participara en la Travesía de Navia, "La Madre de todas las Travesías", porque no me iba a dejar indiferente, según me dijo. 

Posteriormente, en el mes de Marzo, durante una visita a Bilbao, mi buen amigo Germán Zubiaur me hizo la misma recomendación, con la promesa de que seguro que me iba a gustar. Al final, para eso están los amigos, para aportarte información fiable.

Y como yo me vengo arriba con facilidad ante este tipo de retos -sobre todo cuando estoy fuera del agua, je,je,je-, pues no me lo pensé dos veces y, cuando se abrió el período de inscripciones, me inscribí sin más. Debí de ser uno de los primeros en hacerlo. Yo soy así de chulo... 

Ni me paré a pensar en la temperatura del agua, ni en la distancia, ni en nada. ¿Una Travesía de 5.000 metros? ¿Y qué es eso para mí?. Apuntado estoy ya.

Hace un par de meses, en un encuentro en Alicante con la nadadora asturiana Ana Villanueva, le pregunté por Navia. Y lo primero que me dijo es: "¿Qué tal llevas lo de nadar en aguas frías?". La pregunta me sorprendió, porque estábamos en pleno mes de junio, en Alicante, con el agua a veintipico grados.... "¿Aguas frías? ¿Por....?"

Y ahí es cuando empecé a "profundizar" en la Travesía de Navia, y en donde me había metido. Ana me recomendó -con muy buen criterio, como luego se demostró-, que cambiara mi inscripción de 5.000 metros por una de 2.400 metros, para ir testando mi reacción al agua fría. Bendita recomendación....


Travesía de la Sardina,  bajo el puente colgante de Portugalete
A principios de Julio tenía prevista mi asistencia a La Travesía de la Sardina, en la Ría de Bilbao, también con aguas más frías de lo que tengo por costumbre, por lo que preferí esperar a ver mi reacción antes de hacer el cambio de inscripción. 

En Bilbao nadamos finalmente con el agua a 19ºC, por supuesto sin neopreno, y los primeros 500 metros conseguía entrar en calor. Luego me calenté nadando y llegué a Meta muy bien y sin nada de frío... ¿Por qué no podía ser igual en Navia?

No obstante, cuando regresé a Alicante, hice el cambio de inscripción de 5.000 a 2.400 metros. Mejor ser precavido.

Pero conforme se acercaba la fecha, y la gente me repetía que en Navia el agua estaba más fría que en Bilbao, yo me iba preocupando más y más. "¿Y si no voy finalmente?", llegué a pensar...."


El post de Facebook con el resultado del sorteo
Entonces,  la organización de la Travesía de Navia lanza un concurso para sortear un lote de productos alegóricos a la prueba y una camiseta personalizada. Y yo resulto agraciado con el lote de productos y con mi camiseta donde quise que me grabaran "JOSEMARI". Todo ello había que recogerlo en Navia, por supuesto. "Ahora sí que no tengo más remedio que ir", pensé. 


¡Allá voy, Travesía de Navia!

Y he aquí que me embarco en tren el 5 de Agosto, dispuesto a cruzar España de punta a punta, casi 2.000 km. en total desde Alicante a Asturias y vuelta, para disputar una Travesía en la que parece que voy a pasar bastante frío. 
Y que todo el mundo dice que está guay...

Con los amigos asturianos en Viavélez: Raúl, Eduardo, John, Abel y yo
Una vez en Oviedo, para "hacer boca" e ir "cogiendo ritmo", mis amigos ovetenses me habían preparado para el día antes a lo de Navia un aperitivo, para ir testando el agua más que nada. 


Camiseta chula que me obsequiaron los Ovimaster
Previamente, los nadadores de Aguas Abiertas "Osos Cantábricos", que han formado el grupo de Facebook,  "Nadando en Asturias", me habían regalado esta camiseta tan chula que veis al lado, y que luzco en la foto de de familia de arriba. Un detalle muy de agradecer, el considerarme "uno de los nuestros"....je,je,je.

El aperitivo que me habían preparado era la Travesía de Viavélez, un pueblecito marinero situado en el concejo asturiano de El Franco, donde se organizaba una prueba absolutamente artesanal pero con gran tradición en la zona, entre el Puerto de Viavélez y la Playa de Pormenande, unos 2.500 metros en total por mar abierto. Tenía buena pinta; y además, así nado por fin en el Cantábrico.

La salida en el precioso Puerto de Viavélez
El organizador era el C.N.Mar Abierto, cuya alma máter es María Antonia, un personaje muy querido de la zona, nadadora veterana e iniciadora de la Travesía, que ya va por su edición número 8. 

Ya cuando íbamos camino de Viavélez por la autopista empecé a ver demasiados "borreguitos" en el mar, pese a que se veía a lo lejos.

Los amigos asturianos con los que iba en el coche, -Abel Mayor y John Wike-, chicarrones del Norte ellos, no le daban importancia al hecho y gastaban bromas de continuo; pero cuando llegamos al puertecito, las caras serias de las personas de la organización no presagiaban nada bueno. 

Efectivamente, después de muchas dudas y cavilaciones, la pobre María Antonia, con la voz entrecortada, finalmente nos comunicaba que la Travesía se suspendía en su recorrido previsto, dada la bravura del mar, y se sustituía por un circuíto alternativo de dos vueltas dentro de la rada del puerto, para intentar aliviar en parte la frustración que la cancelación produjo en los nadadores desplazados hasta allí. 

No obstante, y para que viviéramos en directo la realidad de la fuerza de las olas, nos situaron una boya a unos 200 metros del último espigón del puerto, que tendríamos que rodear antes de volver hacia meta. Y allí pudimos comprobar lo acertado de la suspensión, porque nunca en toda mi vida me he sentido tan "corcho a merced de las olas" como en los escasos diez minutos que necesité para girar la boya y volver de nuevo al abrigo del Puerto de Viavélez. ¡Ufffff! ¡Menuda mar!...

Una experiencia distinta, que no obstante sirvió para tranquilizarme respecto a la temperatura del agua, ya que dijeron que estaba a 18ºC. "Pues tampoco está tan fría", pensé...



DESCENSO A NADO DE LA RÍA DE NAVIA

Los principales hitos de la Travesía
Y llegó el día 7 de Agosto. Darío y Nacho López, pasaron a recogerme temprano por el Hotel. Aunque la Travesía era sobre las 7 de la tarde, aprovechando la pleamar, había todo un programa de actos previo que duraba todo el día, hasta la entrega de premios final, ya bien entrada la noche. Y queríamos disfrutarla íntegra, no perdernos nada.

Cuando llegamos a Navia -una hora y pico de Oviedo por autopista, casi en el límite con la provincia de Lugo-, lo primero que percibimos fue el enorme ambiente festivo de las calles. Aquello era un jolgorio tremendo, de gaitas, de cohetes, de gente por todos lados.....y la Ría, al fondo, la Ría de Navia, la protagonista final de nuestra jornada y el motivo por el que estábamos todos allí.

Gorro de la ELA que llevaron los del C.N.Master Torrijos

Lo primero fue ir a recoger las acreditaciones y los números con los que luego nos "marcaron". Curiosamente, en esta Travesía no dan gorro conmemorativo -una total novedad para mí-, para permitir a cada equipo nadar con el suyo propio. Pues menos mal que me llevé uno de casa...


Los integrantes del C.N.Master Torrijos en la previa a la Travesía. Yo estoy a la derecha
De haberlo sabido, me habría llevado hasta Navia el gorro solidario con la ELA, que me dio Alberto Pérez en la Travesía de Iruelas, y con el que nadaron los integrantes del C.N.Master Torrijos, uno de los protagonistas indiscutibles de esta Travesía, por la abundancia de su representación, nada menos que 17 nadadores, capitaneados por José Carlos Romero, el Presi, y el gran Alberto Pérez.

La "ceremonia" de pegado de los dorsales es divertida por lo novedosa.

Aún llevo estos números puestos
Y una vez que recogimos el chip y los números, un grupo de voluntarias te pegan las calcomanías con tu número  en espalda, brazos y manos. Es una maniobra curiosa y simpática, aunque con desiguales resultados finales, porque a mí los de las manos se me cayeron enseguida, los de los brazos al ratito de ponerlos y los de las espalda aún los llevo adheridos, y no sé con qué quitármelos porque están como grabados a fuego en mis omoplatos... puaffff!

Nacho, Raúl y Darío, del Ovimaster en el "marcaje"

Nos volvimos a vestir de nuevo -una vez secadas y fijadas las calcomanías-, para disponernos a participar en el desfile previo a la ofrenda que se hace a la Virgen de la Barca, Patrona de Navia.

Entonces nos organizamos por grupos, en función de los Clubs participantes. Yo me uní al Ovimaster, el Club de Natación Máster de Oviedo al que pertenecen algunos de mis anfitriones asturianos y que aportaba una muy numerosa representación; por cierto yo iba ataviado con la camiseta personalizada que me tocó en el sorteo y que me entregaron junto con el chip y las calcomanías. 

La banda de gaiteros que precedía a los equipos en el desfile y la ofrenda
Y  entonces comenzó el desfile por todas las calles del pueblo, precedidos por la banda de gaiteros, cuyo sonido se hacía  más evidente por las estrechas callejuelas del casco histórico, hasta que  finalmente desembocamos en la Iglesia donde se veneraba la imagen de la Virgen de la Barca.

Con Nacho y John esperando entrar en la Iglesia
Cada uno de los Clubs que lo desearon - que no fueron todos, por cierto- portaban una ofrenda floral a la Virgen, y decían unas palabras alegóricas al acto cuando la depositaban a los pies de la imagen. 

Los ovimasters llevaron un precioso ramo, junto con un cartel artesanal con el nombre del Club. La organización proporciona la base sobre la que se pega el cartel. 

A continuación llegó uno de los momentos más emocionantes de todo el día, la ofrenda a la Virgen. La Iglesia de Navia no es grande, es bonita, pero es más bien pequeña. Y allí que nos metimos todos los que pudimos, como "piojos en costura" y dejando un estrecho pasillo central para que pasara la banda de gaiteros, que amenizó el acto. 

Aspecto de la Iglesia durante la Ofrenda a la Virgen de la Barca. Los gaiteros, al fondo.
Se pasó previamente un video alegórico, muy motivador y, después de los discursos de rigor, se depositaron los ramos de flores a los pies de la Virgen; al acabar el acto, los gaiteros tocaron el Himno del Descenso y, a continuación, con todo el público puesto en pie, se cantó el Himno de Asturias.  

Era realmente algo muy, muy emocionante. 

El sonido atronador de las gaitas y el aplauso de todo el público que abarrotaba el templo y la explanada delantera te hacían sentir que estabas viviendo un momento único, quizá irrepetible pero, desde luego, algo imposible de olvidar. 
No pude evitar que unas lágrimas cayeran por mis mejillas...

Luego tuvimos la típica comida de hermandad, en largas mesas situadas en una nave -pasta, filetes empanados con puré y yogur-, seguido por una siesta en "un prao", como llaman coloquialmente los asturianos al césped.

Se acercaba la hora de la Travesía, y los autobuses lanzadera comenzaron a llevar a los nadadores a sus respectivos puntos de partida. Los de la larga, de 5.000 metros, hasta su salida. Y los de la Travesía de 2.400 metros -entre los que estaba yo- , hasta la llamada zona de "El Cubo"
Yo coincidí en el bus con algunos de los integrantes del C.N.Master Torrijos, que iban a hacer la corta, varias chicas, Javi P y Elvis Almonte. La espera se hizo más llevadera con ellos, entre bromas y risas nerviosas

Este itinerario de 2.400 metros se ha recuperado este año 2016 después de bastantes años sin hacerlo, ya que fue el itinerario histórico que inició la Travesía a nado de la Ría de Navia allá por 1958, año de su inicio, y desde el cual se ha venido disputando de forma ininterrumpida. 

Al parecer, hace bastantes años, cuando se alargó la Travesía originaria hasta los 5.000 metros, se abandonó este histórico emplazamiento de El Cubo, que se ha querido recuperar este año, para que puedan participar todos aquellos nadadores que no se sienten capaces de afrontar distancias tan largas y prefieren las intermedias. 

Los nadadores de la Travesía de 2.400 metros, en El Cubo, esperando instrucciones
Después de dejar nuestras pertenencias en el guardarropa, comenzamos a bajar hasta la orilla de la Ría. En total éramos 196 los nadadores que nos enfrentábamos a esta distancia: 126 hombres y 69 mujeres
Me llamó la atención la abundantísima presencia femenina en la prueba, sobre todo en una travesía tan dura, por lo que a temperatura del agua se refiere, ya que las mujeres suelen encajar peor este aspecto. Pero fueron todas unas campeonas, y no abandonó ni una, aunque sí lo hizo un hombre. Para que luego digan....

Suena el silbato. ¡Al agua patos!
Y, finalmente, las jueces -también mujeres- dieron el silbato de salida desde una zodiac situada en el agua. 

La primera impresión del agua fue menos fría de lo que me esperaba, aunque me eché a nadar de los últimos, según mi costumbre, porque me agobian mucho los empujones y los manotazos. El agua estaba fresquita, pero no insoportablemente fría, aunque sí bastante turbia y con muchas hojas flotando. Y empecé a bracear. La impresión inicial de que "te falta la respiración", ésa no hay quién te la quite; entre la ansiedad del momento y el frío, la sensación al principio es "que me ahogo..." 
Afortunadamente, a base de experiencia, he aprendido a controlarla y, braceando muy muy tranquilo, se me va pasando dicha sensación hasta que voy encontrando mi ritmo. 

Y fui haciendo metros, y sintiendo cada poco unas "corrientes heladas" por debajo que no sé de donde demonios procedían. "No te preocupes, me digo, en cuanto hagas 500 metros, se te pasa el frío"....

Y sigo braceando, ya he pasado el impresionante puente de la autovía -el de los dos arcos grandes que sale en todas las fotos- , llevo casi 1.000 metros, pero cada vez tengo más frío. Para colmo, el espectacular día de Sol que hizo por la mañana, se había convertido en una plomiza tarde cantábrica, con nubes amenazando lluvia....¡Anda! ¡Lo que faltaba! ¡Encima va a llover!

Hago el quiebro posterior al puente grande y enfilo la Ría camino del mar; al fondo se ven los puentes del ferrocarril y de la carretera, que indican los alrededores del pueblo y el puerto donde está finalmente la Meta. Pero yo voy sintiendo cada vez más frío, aunque sigo braceando a buen ritmo. Sobre todo intentando no bloquearme mentalmente, algo muy peligroso en una situación complicada. 

Nos habían avisado de que posiblemente tendríamos un poco de corriente en contra del sentido de la natación, por la pleamar; pero, lo cierto, es que todos coincidimos después en señalar que no habíamos sentido dicha contracorriente. 

Gráfica de la temperatura del agua durante la Travesía
Al llegar a Meta, el comentario general era que la diferencia térmica del agua entre el principio de la Travesía y las proximidades del puerto era bestial, de casi 5ºC en total. Con razón, cuando yo salí no sentí demasiado el frío pero, conforme iba avanzando, sentía  cada vez con más intensidad unas corrientes heladas bastante molestas que no sabía muy bien de donde procedían. 

Según la gráfica adjunta, el agua al final de la prueba, dentro del Puerto de Navia, estaba sobre los 15,5ºC. Y pensar que yo había estado nadando dos días antes en Alicante con el agua ¡a 27ºC!. El contraste era muy fuerte, y eso es lo que más acusó mi cuerpo, sin duda.

Finalmente, se traspasan los dos puentes de las inmediaciones del pueblo. La presencia de público es abrumadora. Los aplausos ya se oyen hasta desde el agua. La emoción va subiendo enteros. El último giro, tras el espigón del puerto. Ya estamos dentro. Un pasillo de boyas marca el camino de la pancarta de Meta, apenas 200 metros más y ya llegamos.....

Finalmente, doy un salto para tocar con el chip que llevábamos en la muñeca la alfombrilla situada junto a la pancarta.....Y entonces se produce el único "accidente" que tuve en toda la Travesía: un repentino calambre en el isquiotibial me deja la pierna izquierda totalmente paralizada y el músculo bloqueado. 
Y me veo como un saco en el agua, incapaz de subir por la escalerilla por el dichoso calambre, y atacado de la risa por la chorrada que me va a impedir entrar con la V de la victoria en Meta. "Ojalá no haya un fotógrafo cerca", pensé...je,je,je.


Medalla conmemorativa de la Travesía. ¡Muy bonita!

Me sacan como pueden del agua, me dan un ligero masaje -afortunadamente se me pasó enseguida el calambre-, me dan la manta térmica de turno y la medalla conmemorativa... ¡Objetivo cumplido!

Con la gente del C.N.Máster Torrijos al finalizar. Con Javi, Rebeca,Alberto y "las chicas"
Después de pasar una ligera tiritona -parecía de rigor pasar por ese trámite, después del frío pasado- y tomar un chocolate caliente, nos vestimos de nuevo y empezamos a saludar amigos y a esperar las clasificaciones, que no acababan de salir. Y comienzan las sesiones de fotos con los amigos...

El crono de mi marca. Buena marca para mí
La prueba de 2.400 metros la ganó Alexandre Lages, del C.N.Riveira, en 26´34"
En mujeres la vencedora fue Sabina Pérez, del C.N.Navia, con 28´14"
En total participamos 196 nadadores y sólo se retiró un chico, como ya dije. 
Un servidor hizo 45´59", y fui 1º en mi categoría -juveniles de cierta edad, je,je,je-, con gran alegría por mi parte, ya que el 2º entró apenas unos segundos después que yo. 

Pol Gil y Paula Ruiz con la Selección Española
En la prueba de 5.000 metros, los resultados fueron los siguientes: 
En Hombres, en primer lugar Rob Muffels (Alemania) con 46´38", seguido de Daniel Szekelyi (Hungría) en 46´40" y con un tercer lugar para el español Pol Gil -de apenas 20 años-, que hizo 46´42"
Es muy llamativo que los puestos en los tres primeros clasificados se decidieron por apenas 2".
Participaron 250 hombres, de los que 10 se retiraron  después de iniciada la prueba, supuestamente por hipotermia. 

Respecto a las mujeres, la jovencísima vencedora fue Paula Ruiz (España) -Campeona del Mundo Junior, y gran promesa de tan sólo 17 años-, en 46´51", la segunda fue Finnia Wunram (Alemania) con 46´53" y en tercer lugar la española Judith Navarro en 47´32"
También aquí los dos primeros puestos se decidieron por apenas 2".
Participaron 88 mujeres,  y en ésta prueba sí que se retiraron 7 féminas.

En ambos apartados, masculino y femenino, los 10 primeros puestos fueron copados por nadadores de las Selecciones Nacionales de España, Alemania y Hungría, lo que puede dar una idea del altísimo nivel de la prueba. 

Por último se disputó una mini Travesía, de 1.100 metros, con 165 participantes, que ganó Oscar Rodríguez, en 13´41".

Alberto Pérez arribando a Meta en el Puerto de Navia
Respecto al numeroso grupo de amigos y conocidos con los que coincidí en la Travesía, quiero destacar la meritoria marca de Alberto Pérez Díaz, del C.N. Máster Torrijos, que hizo 59´34" en la Travesía de 5.000, obteniendo el primer puesto en su categoría, +35.
Asimismo, Rebeca Santos, del mismo Club, que con 52´56", fue primera en su categoría +35 y 13º en la general femenina.

Podio de la Copa Asturias de Aguas Abiertas
El día antes, Alberto, además, había quedado 3º en la clasificación general de la Copa Asturias de Natación en Aguas Abiertas, lo que añade un punto más de mérito a su palmarés en Navia.

Mi más sincera felicitación a Alberto por su doblete y a Rebeca por su meritoria posición general en una prueba con tantísimo nivel de competencia.

Como dato histórico quiero reseñar que David Meca -gran amigo de mi entrenador Alejandro Caballero-, participó en esta Travesía durante muchísimos años y, en la década de los 90, la ganó nada menos que en 10 ediciones consecutivas, lo cual dice mucho de su nivel deportivo, sobre todo por su prolongada permanencia en los podios durante tantos años. Un recuerdo con mi admiración por este gran nadador, que tanto ha hecho por la notoriedad de la natación en aguas abiertas.

Y casi sin darnos cuenta, se fue haciendo de noche. Pese a lo que hubiera apetecido quedarse a la entrega de premios, prevista a partir de las 10, Nacho, Darío y yo preferimos recoger los bártulos y volvernos hacia Oviedo, hasta donde aún nos quedaba más de una hora de carretera

El disfrute había sido abundante. Y el frío, el temido frío del agua, se había soportado mucho mejor de lo esperado. Jornada completa. Objetivo cumplido

¡El año que viene más! 


Por último, no quiero acabar esta crónica sin felicitar muy sinceramente a la Organización del Descenso a Nado de la Ría de Navia
Fue impecable en todos los aspectos, desde la comunicación vía Facebook en las semanas previas, hasta la organización de voluntarios, en los dorsales, durante la comida, a lo largo de la Travesía, y también al final de la misma, cuando unos voluntarios me tuvieron que sacar del agua cual saco inerme, por el tirón muscular en mi isquiotibial. 
Sin esa magnífica organización y ese entusiasmo de los voluntarios, nada de esto sería posible.

Tampoco puedo pasar por alto mi agradecimiento de corazón a todos los amigos del C.N. Ovimaster de Oviedo: Darío, John, Edu, Raúl y Nacho,  así como a Abel, del C.N.Ciudad de Oviedo, que estuvieron pendientes en todo momento de mí, de traerme, de llevarme y de acompañarme en todos y cada uno de los momentos que estuve por Asturias.

¡MUCHAS GRACIAS A TODOS ELLOS!

EL AÑO QUE VIENE REPETIREMOS. ¡SI DIOS QUIERE!

La sirenita que entregan todos los años a los veteranos y que no pude recoger personalmente. Aunque me la tienen guardada para mi próxima visita....

Espero que os haya gustado

(La procedencia de las fotos es variada. 
Algunas de ellas son de Virgui M. Izquierdo, fotógrafo oficial de la Travesía de Navia)

¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante