lunes, 26 de septiembre de 2016

I TRAVESÍA PLAYA LA PATACONA 2016


(* Pulsando en las fotos, se abren a pantalla completa)




Fue a principios de este verano cuando un grupo de nadadores OWS pertenecientes al equipo de Nadópatas Patacona (Valencia) -en su Dimensión Paralela, los más madrugadores-, decidieron organizar la que debía de ser la primera travesía oficial con el nombre de la citada playa, lugar habitual de cita de estos swimmers desde hace años, y que nos han estado deleitando con sus anécdotas y con sus fotos (particularmente la excepcionales imágenes de Mike Dee) cada vez que las veíamos en su página oficial de Facebook.

A este grupo organizador de la Dimensión Paralela se unió Rosario Farucci, del grupo "Errantes del Mar", y que actuó un poco en el papel de líder, o como cara más visible de la organización de la prueba.

Ya a finales de Julio, mi amigo Jose Mi Ca, me avisó que las inscripciones "estaban a puntito" de salir y que no me descuidara porque iba a haber demanda.

Mientras, en las semanas previas, habían ido "calentando el ambiente" con numerosos mensajes en Facebook del tipo "coming soon..." al estilo de los grandes estrenos de Hollywood. 
Y por fin, el martes 7 de Agosto, se abrió la inscripción con un número de plazas muy generoso para una primera convocatoria, nada menos que 350, pero que al final se pudo ver que incluso se habían quedado un poco cortos. 

Y en efecto, unos días antes de la celebración de la Travesía, se publicó la imagen que señalaba que se habían cubierto todas las plazas disponibles. El primer paso -la convocatoria- había sido un éxito. Ahora había que ver si el resto de la prueba si cubría las expectativas.

Pese a que la convocatoria nos citaba para salir a las 9 de la mañana, me presenté bien tempranito -7,30h.-, en el punto de cita a recoger mi dorsal y mi chip (Crono4Sports), siendo previsor, y pensando que quizá habría un poco de desconcierto en la organización, cosa que podría parecer lógica por otra parte, dado que era una primera experiencia y de gran magnitud. Pocas Travesías alcanzan ese nivel de participación, y menos en sus inicios.


Amaneciendo en La Patacona
Pero no, estaba todo bastante bien organizado; aunque a esa hora estaban aún montando algunos de los stands para el avituallamiento y guardarropía, el apartado de los gorros y los chips estaba en perfecto estado de revista. Y la recogida fue muy rápida y muy eficiente.

La entrega de gorros y chips. Con camiseta verde pistacho la gran Eva Calomarde

La Playa de la Patacona pertenece al término municipal de Alboraya, junto a Valencia, si bien el punto de cita estaba a apenas 100 metros del final de la Playa de la Malvarrosa, es decir, prácticamente en Valencia. 
El desplazamiento hasta allí desde donde estaba alojado, en pleno centro de la capital del Turia, fue largo y me costó casi más el taxi que la inscripción en la prueba, por cierto, bastante económica. 

El marcaje y pesaje de la res corrió a cargo de Eva Calomarde

Cuando llegó el momento del marcaje, tuve la grata sorpresa de encontrarme a mi gran amiga Eva Calomarde, a quién le pedí que pusiera, de su puño y letra, el número (78) en mi brazo, cosa que hizo con su sonrisa y buen humor habitual. 



WIME en La Patacona

Una vez "marcado", con el gorro y el chip correspondiente en mi poder, procedía hacer tiempo hasta que se acercara un poco más la hora oficial de llamada a "cámara de salida". 
La noche antes cayó una importante tormenta sobre Valencia, lo que unido a que estamos en otoño, hacía que la temperatura no invitara precisamente a ponerse el bañador y quitarse la camiseta tan pronto...

Yo iba con mi "equipación made in Bilbao", recuerdo de mis recientes visitas a la villa del Nervion, donde mi amigo Germán Zubiaur -gerente de la ropa para swimmer WIME- me había equipado adecuadamente con una sudadera y una espléndida mochila de la Federación Vasca de Natación, que llevo con orgullo a todas las travesías a las que acudo. 
Ni que decir tiene que la sudadera WIME me vino de perlas con el fresquito que corría (apenas 17ºC marcaban los termómetros).
Se estaba mejor dentro que fuera del agua, porque la temperatura del mar estaba sobre los 25ºC.

Los primeros preparativos antes de empezar a calentar
Total, que dado que apenas eran las 8 de la mañana, procedía darse un garbeo por el paseo marítimo de La Patacona, cotillear un poco y empezar a saludar a compañeros y amigos. Mientras, contemplábamos cómo algunos impacientes se ponían ya la vaselina y empezaban a hacer molinos con los brazos, como si estuviéramos a unos minutos del comienzo. Incluso algunos se dirigían ya al agua para calentar.... 
Luego se demostró que tales anticipaciones eran innecesarias e, incluso, contraproducentes. 

Pero, ¿ponen las boyas o qué?

Finalmente, a las 8:45h. llaman a cámara de salida, y empezamos a acercarnos a la orilla. La playa en esa zona tiene una anchura descomunal, de casi 200 metros, por lo que con los nervios, el acceso descalzo hasta el agua se hizo más trabajoso de lo deseado. 

Al parecer, según comentaron más tarde, hubo un problema de última hora con la colocación de las boyas, por lo que a la hora prevista para el bocinazo de salida -9 de la mañana-, aún se veía a la Zodiac de turno colocando las 10 grandes boyas amarillas que marcarían el recorrido.  

Parece que por fin salimos. ¿Tú has oído el silbato....?

Ello propició que la Salida se diera con bastantes minutos de retraso, con lo que, los que habíamos cometido la temeridad de entrar previamente en el agua a calentar un poco y testar el agua, acabamos quedándonos literalmente helados esperando la señal. 


Los desesperaos tomando posiciones nada más salir
Esta circunstancia, unida a la inexistencia de megafonía en la orilla para explicar un poco el recorrido -muy sencillo por otra parte-, hizo que los momentos previos, e incluso la Salida misma, fueran caóticos; hubo un poco de desconcierto, hasta el extremo de que muchos de nosotros nos enteramos de que se había dado la Salida cuando vimos a la gente echar a correr hacia el agua. Este fue uno de los pocos fallos reseñables que le encontré a la organización. Y es muy fácil de subsanar por cierto para próximas ediciones. Esperemos que tomen nota.

Espectacular imagen de Mike Dee con el momento de la Salida
Pero bueno, ya estábamos todos en el agua. La foto superior da idea de lo impresionante que fue la Salida, en una mar muy calmada y con más de 300 nadadores intentando desesperadamente encontrar su hueco y empezar a coger su ritmo. 

El agua estaba templada y bastante limpia para como suele estar en estas latitudes; no obstante, no era precisamente cristalina para mí, sino más bien verdosa; si bien cuando el pelotón se estiró lo suficiente y dejé de estar rodeado de nubes de burbujas, se llegaba a atisbar ligeramente el fondo arenoso ya que, pese a que el circuito era paralelo a la línea de boyas amarillas de balizamiento ordinario de la playa (unos 200 metros de la orilla), la profundidad no era importante. 

Otra imagen espectacular de Mike Dee. Las primeras brazadas en el mar. 
Ni que decir tiene que el giro por la primera de las 10 boyas -que fuimos dejando siempre a la izquierda-, fue una "montonera" de gente dando manotazos, patadas y otras lindezas, circunstancia ésta que me agobia bastante, porque siempre tengo el temor de que de un manotazo me arranquen las gafas o el GARMIN, que me costó una pasta. 

Junto a cada boya había un surfer para marcar el giro
Por lo tanto, a la espera de que el pelotón glorioso se fuera estirando, me abrí todo lo que pude de la estela de nadadores, hasta el extremo de que en un par de ocasiones me avisaron los kayakers de que me estaba yendo excesivamente hacia dentro. 

La consecuencia de todo ello era bastante lógica de deducir: pese a que el circuíto era oficialmente de 3.000 metros, yo acabé nadando 3.330 metros. Pero no me importó porque yo iba allí a disfrutar, y el ir constantemente pendiente de que no me dieran un manotazo o una patada me crea muchísima ansiedad y me estropea el disfrute de la Travesía, que es a lo que realmente iba. 

Con esta marca no iba a Río, desde luego
Quizás si me hubiera ceñido de una forma más estricta al circuito marcado y a la línea de boyas amarillas, hubiera acabado haciendo podio, porque llegué en 5º lugar de mi categoría y la diferencia de tiempo con el 3º fue de apenas 3', más o menos el tiempo que yo empleé en separarme del resto para nadar a mi aire. ¡No se puede tener todo en la vida!

La prueba discurrió de una forma muy tranquila, sin ningún incidente digno de reseñar y sin medusas, aparentemente. Aunque no fue esa la impresión de algún nadador, ya que un par de ellos "tuvieron la suerte" de que alguna medusa despistada les acariciase y hubieran de acercarse a la ambulancia de Cruz Roja. No obstante, fueron picaduras muy leves, nada importante. 

Y finalmente llegué al arco de Meta, bastante bien, sin agobios y acompañado de un importante pelotón de gente que, nada más  dar pie en la arena, empezaron a correr como posesos para pisar la alfombrilla electrónica. Yo, fiel a mi costumbre, salí tranquilamente del agua y entré en Meta a mi ritmo. Algún bromista incluso me jaleó: "corre un poco más, macho! ...."

He de decir que esta estrategia está pensada sobre todo para intentar salir lo mejor posible en la foto finish, ya que si no, sale uno como si lo acabaran de centrifugar a 1000 rpm., y con la cara desencajada por el esfuerzo. Y la foto es, al final, el mejor recuerdo que te queda para el futuro de la Travesía. 


Aunque no lo parezca, soy yo. En persona!
Pero en este caso mi estrategia no tuvo el efecto deseado, porque las fotos salieron a contraluz, con el Sol a nuestras espaldas, por lo que es difícil distinguir las caras de la mayoría de nosotros. Quizá si el fotógrafo hubiese previsto este detalle y utilizado un flash, no se hubiese "desperdiciado" su trabajo, porque en el amplio reportaje que publicaron apenas se distingue alguna cara.
Otro pequeño fallo que habría que subsanar para próximas ediciones. 

Jose Mi Ca se volcó en todo momento en orientarme

Una vez finalizada la prueba, las clasificaciones salieron con una gran rapidez, todo hay que decirlo. Si bien hubo que esperar a las dos horas reglamentadas como tiempo tope para la llegada del último nadador, antes de proceder a la entrega de premios. Porque hubo gente que necesitó las dos horas para acabar, pese a que el mar era una balsa. Pero es que algunos se lo toman con calma....¡Y hacen bien!. 

David Murría, José M. Galera, JR García y José Mi Ca

El avituallamiento resultó muy abundante, tanto en comida, como en agua, cerveza y bebidas isotónicas; tenía como novedad, al menos para mí, de que había unos bocatas de considerables proporciones, algo absolutamente inédito en otras travesías en las que participé, lo cual hizo las delicias de mi amigo José Ramón García -JR García, líder del grupo "¿Quedamos para nadar?", de Jávea (Alicante)-, que no concibe hacer una travesía si luego no se come un bocadillo de tamaño industrial....je,je,je.

El vencedor fue Francisco Hervás, con 39'47" y que le sacó casi 4' al 2º clasificado, Josep Ortega, que hizo 43'24". Ambos pertenecían al C.N.Vila-Swim. El tercer clasificado fue Carlos Cuesta, con un registro de 44'00", y perteneciente al C.N.Neptuno.

En féminas, la vencedora fue Ione Vilar, del C.N.Vila-Real, con 44'03", seguida de María Jareño, con 47'36" y de Nuria Giner, con 49'09". La cuarta en llegar fue mi amiga Esperanza Navarro, con 50'29". Las tres últimas pertenecen al Club Nadópatas Patacona
He de reseñar que la presencia femenina fue escasísima para una prueba de estas características, lo que propició que las marcas de las fueran bastante discretas en general. 

Finalizaron la prueba un total de 295 nadadores, de los 360 inicialmente inscritos. El último que aparece en la clasificación oficial tiene una marca de 1h.59'14". Desconozco si entró alguno más por el arco de Meta después del tiempo reglamentario de corte, las dos horas y, por lo tanto, quedó fuera de la clasificación oficial. 

Foto final de familia del Comité Organizador y los voluntarios.
La entrega de premios -pese a que no se retrasó demasiado una vez cumplidas las dos horas preceptivas para que llegara el último nadador-, resultó algo deslucida, porque muchos de los vencedores se fueron antes de recibir su premio, lo cual hizo que el podio quedara casi desierto en más de una categoría. Una pena.
Esto, sinceramente, me parece una falta de respeto importante por parte de los nadadores hacia la organización, que tanta ilusión pone en el empeño. Porque, ya que tienen la deferencia de darte un premio, lo menos que se puede hacer es recibirlo agradecido y darle lustre y brillo a una ceremonia en la que pusieron mucho interés, contando incluso con la presencia del Concejal de Deportes. 

En definitiva, fue una Travesía muy agradable, bastante bien organizada para ser su primera edición, y a la que auguramos un buen futuro a poco que subsanen esos pequeños fallos que hemos comentado y que obedecen más a inexperiencia que a ineficacia de los organizadores.

Esperamos poder hacer el año próximo la Crónica de la 2ª edición de la Travesía Playa Patacona.

Rosario Farucci  y Borja Selva supervisando la colocación de las boyas
Agradecer a Mike Dee sus fantásticas fotos, algunas de las cuales ilustran esta crónica y a Rosario Farucci y toda la organización su dedicación y entrega en hacer que todo saliera lo mejor posible.

¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante


viernes, 16 de septiembre de 2016

TRAVESÍA DE PLENTZIA 2016


(* Pulsando sobre las fotos, se pueden ver a pantalla completa)


El puente sobre la Ría de Plentzia, visto desde la parte del mar.
El fin de semana del 10/11 de Septiembre estaba marcado a fuego en mi calendario de travesías desde hace bastante tiempo. Fue allá por el mes de Julio, cuando vine a Bilbao a disputar la Travesía de la Sardina que organiza el C.N.Santutzi en la parte baja de la Ría, por su margen izquierda, con final en el bonito puerto pesquero de Santutzi. En aquella ocasión disfruté muchísimo de esa nueva experiencia que era nadar en una Ría, tan diferente a la que tengo de hacerlo de forma habitual en el Mar Mediterráneo, en Alicante. 

Al finalizar aquella Travesía, y mientras comentaba lo que había disfrutado y lo que me gustaría repetirla, mi amigo Germán Zubiaur me indicó que en Septiembre, se disputaba una prueba de parecidas características y gran raigambre en la zona de Bilbao, como era la Travesía de la Ría, al frente de cuya organización estaba Javier Berasategui, una garantía de que iba a ser perfecta en todos sus aspectos. Y decidí que volvería para nadar dicha Travesía, el 11 de Septiembre.


Unas semanas después descubrí por azar que se organizaba por primera vez la Travesía de la Ría de Plentzia, un precioso enclave muy cerca de la capital bilbaína, y que  era el escenario ideal para una prueba realmente bonita. Parecía interesante la posibilidad.

El Club organizador era el C.N.Mungía, y al frente de la misma estuvo Igor López Fano, con una infraestructura realmente modesta, pero desviviéndose en todo momento por cubrir las pequeñas carencias que fueron apareciendo y que eran las lógicas de una prueba que ellos organizaban por primera vez. 

La fecha prevista era el 10 de septiembre, es decir la víspera de la Travesía de la Ría de Bilbao, a la que ya tenía confirmada mi asistencia. Por su longitud (3.000 metros), ambas pruebas eran perfectamente compatibles en dos días sucesivos. O sea, que no me lo pensé dos veces y me inscribí.


Aunque la distancia desde Bilbao, donde estaba alojado, hasta Plentzia es considerable, contaba con la inestimable ayuda del Metro bilbaíno, cuya última estación de la Línea 1 está justo en esta localidad, a escasos 200 metros de la línea de Salida. O sea, que más facilidades no podía tener para participar. Por otra parte, me gusta colaborar con este tipo de pruebas que empiezan, para apoyarlas en lo máximo posible a salir adelante y a consolidarse. Máxime si el entorno era tan bonito como la Ría de Plentzia.


Cuando se llega, es inevitable no quedar maravillado por la elegancia del puente que cruza la Ría, de un único arco, sin ningún apoyo intermedio y que va a desembocar justo a la explanada donde la organización, repito, muy modesta, había instalado las mesas para el reparto de gorros, y el marcaje de los dorsales, ya que no hubo chip electrónico para señalar los tiempos. 

También nos entregaron un "niki" con el anagrama de la prueba, existiendo la opción de no retirarlo y que la organización donara el valor del mismo al grupo de Salvamento Marítimo, que tenía instalado un stand en la misma explanada. Yo prefería quedarme el niki -un buen recuerdo de la prueba- y hacer una donativo monetario a los chicos de Salvamento.

Preparativos del montaje del arco de Meta y las boyas
La participación fue importante, si tenemos en cuenta que en ese fin de semana se disputaban varias travesías en el entorno y que, al ser la primera vez que se celebraba, era aún conocida por muy poca gente. En total fuimos 224 los nadadores que participamos, divididos en tres pruebas de diferentes longitudes, cuyos recorridos podéis ver en el gráfico de más abajo. 

Los tres recorridos posibles en la Ría

La más sencilla de las pruebas, enfocada más a los chavales jovencitos, era de 800 metros, y tuvo una participación de 19 nadadores, entre niños y niñas.

También hubo una de 1.500 metros, que contó con la participación de 96 nadadores. 

Y la "prueba reina" tenía un recorrido teórico de 3.000 metros , si bien en mi GARMIN salieron 3.400 metros, una diferencia lógica de no ir en línea recta en una Ría que tiene varios meandros (ver el gráfico de la imagen adjunta); en esta última prueba participamos 109 nadadores. 

El neopreno estaba permitido, si bien los nadadores que lo utilizaran no tenían opción de subir al podio, aunque su nombre sí que salía en la clasificación. Para mi sorpresa, hubo abundancia de neoprenos, circunstancia ésta llamativa, porque el agua estaba fresquita -unos 20ºC para mí, aunque he leído por ahí que estaba a 18ºC-, pero muy agradable para nadar.

La salida de la prueba de 800 metros

En primer lugar se nadó la de 3.000 metros, seguidas con intervalos de 5 minutos por las de 1.500 y 800 metros; los participantes llevábamos gorros de diferentes colores en función del tipo de prueba que nadábamos, por lo que no había posibilidad de confusión en la  llegada a Meta. 

La salida en todas ellas se dio desde el agua, justo debajo del puente que une ambas márgenes de la Ría, y situándonos entre las dos boyas gigantes que se ven en la foto adjunta. 

Dado que no había chip electrónico, tanto la señal de salida como la medición de los tiempos se hizo de una forma algo artesanal, lo que en la Meta dio lugar a algún que otro error y malentendido. Quizá éste sea uno de los primeros aspectos a mejorar para futuras ediciones de la Travesía.

Entrada al agua. Yo, de espaldas, abajo

Sobre las 11:30h. nos llamaron para que fuéramos entrando al agua a los participantes de la prueba de 3.000 metros, bajando por la rampa de piedra, ya que la salida se haría desde el mismo punto de las anteriores, bajo el puente y entre las boyas gigantes. 

Yo estuve tentado a llevarme el neopreno desde Alicante para nadarla, pero, dado que al día siguiente debía hacer la de la Ría de Bilbao, ésta sí obligatoriamente "a pelo", pues decidí llevarme cuanto antes "la impresión" del agua fría. 

Pero lo cierto es que he de confesar que la temperatura de la Ría, superados los primeros 20 segundos, era bastante agradable y permitía que se entrara rápidamente en calor. Aparte, el día de Sol era realmente espectacular y no había peligro de medusas. ¡Vamos a disfrutar, pues!

Una vez dieron el bocinazo de salida empezamos a nadar hacia la primera boya grande, tratando de evitar las numerosas barquitos ancladas en el centro de la Ría y que nos íbamos encontrado en los primeros 200 metros de recorrido. Rápidamente, el grupo se fue estirando, circunstancia favorecida por el reducido número de nadadores y por la amplitud de la Ría. 

Las boyas que marcaban los hitos eran muy grandes, pero estaban tan espaciadas que era difícil distinguir la siguiente cuando se traspasaba cada una de ellas. Quizá para próximas ediciones se podría añadir alguna boya intermedia más, de menor tamaño, que fuera indicando la ruta de forma más fehaciente, y que impidiera que, como me ocurrió en varias ocasiones, estuviera a punto de chocar de frente con los que ya regresaban en sentido contrario, por las pronunciadas S que fuimos haciendo para evitar los numerosos bancos de arena existentes en el recorrido. 

La Ría desde el punto de Salida, mientras iban colocando las boyas azules (izquierda)
Como suele ocurrir en estas travesías en Rías del Cantábrico, se tratan de organizar a una hora en que las corrientes de Pleamar y Bajamar influyan lo menos posible en el desarrollo de la prueba. Pero la "corriente cero" no existe. En efecto, en mi caso, tardé 5 minutos menos en bajar que en subir la Ría porque había una pequeña corriente de bajamar, casi imperceptible. 

El recorrido es bellísimo, casi todo salvaje, sin apenas construcciones, con un agua cristalina que permitía en todo momento ir viendo el fondo arenoso de la Ría, y también los numerosos bancos de arena, que algunos no pudieron sortear a tiempo, lo que les obligó a hacer algún trozo del trayecto andando sobre la arena...

Una marca aceptable, aunque esperaba algo mejor
Y finalmente, después de disfrutarla muchísimo, llegó el momento de entrar por debajo del arco de Meta, donde mi cronómetro marcaba 1h.04', un tiempo nada espectacular, pero muy en mi línea de entrenamiento habitual. 

He de decir que esperaba mejor resultado final, pero todas estas "aventuras" en aguas dulces, tan ajenas a mi medio natural de entrenamiento en las aguas saladas del mar Mediterráneo, hacen que la lógica dificultad de adaptación a la novedad, confluyan para  que los resultados obtenidos no sean tan brillantes como los esperados. Confío en que, conforme le vaya cogiendo el punto a estas aguas, poder presumir de mejores cronos.  Aunque no soy competitivo, siempre es motivador comprobar que el esfuerzo realizado se traduce en una buena marca. 

El vencedor de la prueba larga fue Xavier Gordoa, con un crono de 39´39", seguido por Germán Zubiaur con 40´56" y Jokin Olabarrieta con 40´59"; estos dos últimos pertenecientes al C.N.Getxo

El terceto vencedor: Jokin Olabarrieta, Xavier Gordoa y Germán Zubiaur

He de decir que los nadadores getxotarras tuvieron una importante actuación en la prueba, ya que otros dos de sus miembros, Zigor Díaz (41'03") y Beñat Elorriaga (41'52") ocuparon respectivamente el 4º y el 7º puesto de la clasificación, siendo el C.N.Getxo el más destacado en conjunto de la Travesía. Estos brillantes resultados no hicieron más que anticipar la que sería una brillantísima actuación al día siguiente, en la Travesía de la Ría de Bilbao, donde coparon también varios puestos de cabeza y fueron distinguidos con el premio al mejor Club.

Mi buen amigo, Toño Sánchez

Quiero hacer un inciso para nombrar a mi buen amigo Toño Sánchez, que hizo un espléndido crono en 50'20", y con quien volví a coincidir de nuevo al día siguiente nadando en la Ría de Bilbao. Fue un placer y una gran alegría poder saludarlo en ambas pruebas, y espero poder hacerlo en futuras travesías en las que volvamos a coincidir. 

En féminas, la vencedora fue Laura Fernández, con un crono de 41´52", seguida por Itziar Tardáguila, con 45´30". Itziar también pertenece al C.N.Getxo, y tuvo una actuación destacada asimismo en la Ría de Bilbao, consiguiendo hacer podio de nuevo. Estos son las marcas de la Clasificación Oficial. No obstante, hubo un pequeño fallo en la toma de tiempos y entró Itziar en primer lugar,  es decir, que fue ella la vencedora, si bien desconozco su marca real. 

El nadador de Eibar, Mikel Basterrica

La prueba de 1.500 metros la ganó Harri Baraibar, con 25´42", seguido de mi buen amigo de Eibar, Mikel Basterrica con 26´16", que no se pudo quedar a la entrega de trofeos, cerrando la terna de triunfadores Mikel Leonardo, con 28'11".

El trio vencedor de 800 metros

La entrega de los trofeos de 800 metros también fue muy simpática, con tres  sonrientes chavales que prometen darnos grandes alegrías en el futuro con sus más que seguras hazañas. 

El vencedor de la prueba de 800 metros vestía una camiseta de WIME, emblemática enseña muy conocida en toda la cornisa cantábrica, y cuyo propietario es Germán Zubiaur -el segundo clasificado en la prueba larga-, y que que comparte su faceta de empresario con su pasión por la natación -tanto en aguas abiertas, como en piscina-, donde consigue hacer podio con frecuencia. 

WIME fue uno de los patrocinadores de la Travesía de Plentzia y colocó  también un stand en la explanada de la prueba, junto al instalado por Salvamento Marítimo. Ambos fueron muy visitados por el público asistente al evento. 

Con Paco Zubiaur
También tuve ocasión de compartir un buen rato de charlas y risas con Paco Zubiaur, un gran amigo bilbaíno, y uno de los "culpables" de que yo vuelva una y otra vez por esta tierra a nadar, porque me acogen siempre como uno más de la familia. Vaya desde aquí mi agradecimiento a su apoyo constante y a su cariño permanente. 

La entrega de trofeos y obsequios que se alargó más de lo deseable, ya que al no utilizar métodos informáticos para la medición de tiempos, y tener que hacerlo todo de forma manual, los nervios y las prisas jugaron una mala pasada a la organización, incluyendo algún pequeño error en las mediciones de los tiempos, que fue solucionado con la buena voluntad que pusieron en todo momento para que la cosa funcionase lo mejor posible. 

José María Galera y Germán Zubiaur

En definitiva, una preciosa travesía, con un marco de incomparable belleza, que está empezando y que, consecuentemente, debe de ir aprendiendo a perfilar mejor los pequeños inconvenientes que vayan apareciendo y que, en la mayoría de los casos, fueron más fruto de la inexperiencia de los organizadores, que de ineptitud.

Seguro que lo van a conseguir.

Yo, por mi parte, prometo volver el año que viene a disfrutar de esta maravillosa Ría de Plentzia y de los numerosos amigos que me acompañan nadando. Y hacer todo lo posible por publicitarla para que sea cada vez más y más grande y mejor. 

No quiero acabar sin agradecer a Igor López todas sus atenciones conmigo, y animarlos a él y al C.N.Mungía a que continúen organizando esta preciosa travesía que tanto hemos disfrutado los que en ella participamos. 

La Ria de Plentzia, vista desde el puente hacia el mar

Espero que os haya gustado

¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante

jueves, 15 de septiembre de 2016

77ª TRAVESÍA A NADO DE LA RÍA DE BILBAO 2016


(* Pulsando sobre las fotos se abren a pantalla completa)


El pasado 11 de Septiembre participé por segunda vez en esta temporada en una Travesía en la Ría de Bilbao, un escenario que se me hacía difícil al principio por su singularidad  y lo diferente que es a las aguas alicantinas, pero al que al final he acabado aficionándome. 

En efecto, el pasado mes de Julio participé en la Travesía de la Sardina, organizada por el C.N.Santurtzi, en la que tuve la ocasión de pasar por debajo del histórico Puente Colgante de Portugalete, y que fue mi primera incursión en las frías aguas del Cantábrico.

Y en esta ocasión, el escenario ha sido la zona más urbana de la Ría de Bilbao, la que transcurre por su parte más conocida y turística, esto es, entre el Puente del Ayuntamiento y las inmediaciones del Museo Guggenheim.

La Travesía está organizada desde hace muchos años por el Club Deportivo Bilbao, una señera institución de honda raigambre en la ciudad y que presume de ser más antigua que el Athletic de Bilbao; al frente de la organización de la misma está, también desde hace mucho tiempo, el gran Javier Berasategui, emblemático personaje muy conocido en los ambientes de la natación de todo el Norte de España. 

Javier Berasategui y José María Galera en la Ría

Y fue precisamente en la víspera de la Travesía cuando tuve ocasión de saludar personalmente a Javier, al que conocía bastante por Facebook, aunque aún no habíamos tenido la posibilidad de vernos cara a cara. 

Para mí fue una alegría conocerlo ya que había oído hablar mucho de él a través de varios amigos comunes, así como de su arrolladora personalidad y de su empuje en todo lo que a organización de pruebas se refiere. 

Tuvo un detalle conmigo que le agradecí enormemente, al regalarme un bañador del CD Bilbao, que lucí orgulloso a la mañana siguiente en la Travesía. Y lo hizo en un sitio emblemático de la ciudad, en plena Ría y frente al Ayuntamiento, punto de Salida y Meta de la Travesía. Un bonito detalle para una ocasión especial. 

La salida de la prueba de "Promesas"
La  77ª Travesía de la Ría de Bilbao constaba de varias pruebas, en función de diferentes distancias, y enfocadas a varias categoría según las edades, sumando un total de 407 inscritos en las diferentes pruebas y categorías

En función de las distancias, había una prueba llamada "corta", de 680 metros, enfocada a las "promesas" juveniles y también a todos aquellos nadadores nóveles que quisieran tener su primer contacto con las aguas abiertas. Entre ambas modalidades participaron un total de 133 nadadores. 

Nos acaban de avisar de que en 5' comienza la prueba

Posteriormente se disputó la llamada prueba "larga", de 2.380 metros teóricos -aunque a mí me salieron casi 2.700 metros según mi GARMIN-, que finalizamos un total de 216 nadadores, entre ellos 28 mujeres, un porcentaje el de féminas sorprendentemente bajo, teniendo en cuenta la longitud de la prueba y lo tranquilo de aquellas aguas. Quizá ese absentismo femenino se debiera al temor a la temperatura del agua, aunque lo cierto es que el agua estaba a una temperatura extraordinaria para nadar, 22ºC.

El inicio de las pruebas estaba señalado a partir de las 12:15 del mediodía, en función de la marea y de la pleamar, al objeto de que influyeran lo menos posible en el desarrollo de las mismas. No obstante, yo tengo que reseñar que algo de corriente sí que había, ya que a mí me costó 5 minutos más el retorno que la ida, pese a que iba mucho más cómodo a la vuelta, una vez superado el miedo al frío de agua. 

Esperando el comienzo, estoy en la escalera de espaldas....
Y es que ése era uno de mis principales caballos de batalla, dado que la prueba era obligatoriamente sin neopreno, y los que somos mediterráneos tenemos dificultad en adaptarnos a las temperaturas del Cantábrico, tan diferentes con las de nuestras costas levantinas en esta época del año. Finalmente, nada más verme llegar, Javier Berasategui me tranquilizó diciéndome que el agua estaba a 22ºC, una temperatura fresquita para un alicantino, pero perfectamente soportable una vez empiezas a nadar y entras en calor. 

Recibiendo las últimas instrucciones por megafonía

En primer lugar se dio la Salida a las "Promesas" que hicieron su recorrido rápidamente; acto seguido fue el momento de los participantes en la prueba "corta". Sobre las 12:45 tuvieron la Salida las 28 mujeres de la prueba "larga", a la vez que nos avisaron a los participantes masculinos de la misma que fuéramos entrando al agua, porque en breves minutos iniciaríamos nosotros nuestra prueba.

Y allí que estábamos los 188 valientes, con muchos nervios, colocándonos en el punto que considerábamos más adecuado para conseguir los objetivos que cada uno se había marcado. Yo, siguiendo mi costumbre, me puse en la última fila, ya que me dan muchísimo agobio las patadas y codazos que, inevitablemente, se producen cuando se toca la sirena de partida, agravados en esta ocasión porque el canal de natación era relativamente estrecho, dado que la Ría estaba dividida en dos por una línea de boyas, ya que era un recorrido de ida y vuelta. 

Los kayacs conteniendo a los primeros impacientes

Finalmente, con gran puntualidad sobre el horario previsto, dieron el bocinazo de salida y empezamos a bracear. Yo he de reconocer que estaba bastante tranquilo antes del comienzo, dado que no aspiro a medallas ni podios, sino solamente a disfrutar de la Travesía y, una vez comprobada la excelente temperatura del agua, no tenía ningún temor emboscado. Pero, por motivos que desconozco, al dar la Salida fui presa de una gran ansiedad, que me tuvo muy bloqueado en el braceo los primeros 300 metros. Afortunadamente, uno ya va siendo experto en estas situaciones adversas y sabe que se trata de no perder la calma, nadar muy despacio y esperar que la respiración vaya recuperando su ritmo normal para, poco a poco, ir situándote a tu nivel de natación. Así lo hice, y funcionó. ¡Vamos a disfrutar!

El paso por el Guggenheim y  debajo del Puente de la Salve es espectacular
Y realmente, una vez pasados los nervios iniciales y el mal trago de la ansiedad, el recorrido estaba pensado para disfrutar. Es todo totalmente urbano y el numeroso público abarrotaba el recorrido en ambas márgenes de la Ría. Uno se va deslizando por un agua con apenas corriente -bastante turbia por cierto, aunque apta para la natación-, y va traspasando los diversos hitos de la Ría Bilbao; aunque quizá el más significativo de todos sea el paso junto al Museo Guggenheim y el enorme Puente de la Salve, que une el centro de la ciudad -la Alameda Rekalde, ubicación del C.D.Bilbao- con el Santuario de Begoña, origen medieval de uno de los núcleos que dieron origen a la ciudad de Bilbao.

Se nota que no estaba posando: ¡Que feo estoy, joé!

La ida fue algo más dificultosa para mí porque, al salir tan en último lugar e ir tan frenado al principio, me sentía algo agobiado por la proximidad tras de mí de los kayacs que cerraban la comitiva. Pero, antes de llegar a las boyas que marcaban el giro para enfilar el camino de retorno, ya me había alejado bastante del pelotón de cola, e iba nadando con mucha comodidad y a mi ritmo. Disfrutando.

Cuando llegué a la boya de giro -situada junto a la Pasarela Padre Arrupe y frente a la Universidad de Deusto- miré el reloj y llevaba 23'. ¡Guay!, pensé, ahora a la vuelta, acelero y bajo el registro hasta los 45'. Y efectivamente, empecé a acelerar, o eso pensaba yo porque, para mi sorpresa, la corriente empezaba a funcionar ya "a la contra", lo que provocó que me fuera a los 51' como registro final cuando llegué al arco de Meta, dando al traste con mi objetivo. Porque uno no es competitivo, pero también tiene su corazoncito y su interés en hacer marcas decentes  

Debí "caracolear" mucho: me salieron 300 m. de más

Con el "acelerón" que di alcancé a un grupo de 4 nadadores que iban bastante por delante de mí cuando dimos el giro -luego comprobé que todos éramos de la categoría veteranos-  y con los que nadé los últimos 500 metros, picados los unos con los otros, a ver quién llegaba antes a tocar con el chip de la muñeca la alfombrilla de Meta. Finalmente, en el mismísimo arco, llegamos los 5 tan al unísono que yo preferí frenar un poco para evitar que, por sacar dos segundos menos, me dieran un tortazo en la cara y me amargaran la Travesía. 

Salí cómodamente del agua por la escalerilla y aún tuve la satisfacción de comprobar que el "vagón de cola" venía a bastante distancia, lo que significó mucho para mí, ya que cuando dieron el bocinazo de Salida yo formaba parte de dicho "pelotón glorioso". Objetivo cumplido y disfrute asegurado.

Las duchas a la salida: un placer total

A la salida de la Ría, había un sistema de duchas múltiples muy de agradecer ya que, pese a las opiniones generalizadas de que el agua no está contaminada, lo cierto es que la sensación que se queda en la piel es bastante extraña y una buena ducha de agua dulce se agradecía bastante para encarar la segunda parte de la jornada, como es el comentar incidencias con los amigos y esperar la entrega de premios. 

Una vez fuera del agua pudimos ir conociendo resultados de las diferentes pruebas, cuyos datos fueron registrados por el chip que llevábamos en la muñeca izquierda y con el que tuvimos que tocar la alfombrilla correspondiente, situada sobre nuestras cabezas en la línea de Meta. 

He de reseñar que el nivel de los participantes era altísimo -fruto del prestigio de la prueba, labrado a lo largo de los años- porque, aparte de los excelentes tiempos de los 10/15 primeros, el resto de nadadores hicieron también unos registros buenísimos, dejándonos a los que somos menos brillantes a la altura del betún. Aunque uno no se desanima en estas circunstancias y opina que lo importante es disfrutar el momento.

El podio masculino: Etxeberría, Alonso y Zarzoso

La prueba larga tuvo un final muy reñido, hasta el extremo que la diferencia entre el primer y segundo nadador fue de apenas un segundo. El vencedor fue el joven nadador Jon Alonso con 29'29", seguido a apenas un segundo por Pablo Etxeberría y con un tercer puesto para Miguel Zarzoso con 29'40", perteneciente al CD Bilbao, organizador de la prueba.

Podio de ambas categorías con los patrocinadores de la Travesía

En féminas, la vencedora fue Irati Mendía, del Club Yepa T.K. de Donosti, con 31'59", seguida de Itziar Tardáguila , del C.N.Getxo, con 33'15", cuya marca tuvo doble mérito, ya que el día anterior también hizo podio en la Travesía de la Ría de Plentzia, en la que también participamos. Subir podio en dos días consecutivos no está al alcance de cualquiera. 

El Club vencedor, C.N.Getxo: Díaz, Téllez, Zubiaur, Alonso, Olabarrieta y Elorriaga. 

Mención aparte merece el C.N.Getxo que desplazó a 8 nadadores, consiguiendo colocar nada menos que a 5 de ellos en el Top de la clasificación absoluta, y todos por debajo de los 32 minutos: Germán Zubiaur (30'21"), Fernando Téllez (31'16"), Beñat Elorriaga (31'27"), Zigor Díaz (31'47") y Jokin Olabarrieta (31'50"). No obstante hubo un pequeño error en la medición del chip de Zigor Díaz, cuyo tiempo real fue de 30'26" entrando en 5º lugar en la clasificación general, justo detrás de Germán Zubiaur que entró el 4º. 

Estos excelentes registros, sumados al triunfo de Itziar Tardáguila -también perteneciente al club getxotarra- en féminas, propiciaron que Fernando Téllez recibiera, en representación de todos los nadadores presentes del CN Getxo el muy merecido Trofeo al mejor Club presente en la Travesía.

Por otro lado, el día anterior a esta Travesía, Germán Zubiaur y Jokin Olabarrieta consiguieron hacer podio (2º y 3º lugar) en la Travesía de Plentzia, donde también hicieron un buen papel Zigor Díaz y Beñat Elorriaga, lo cual añade un plus a sus excelentes registros en la de Bilbao. 
Fernando Téllez, por su parte, participó el día anterior en el Desafío Playas de Llanes, de 8km. Todos ellos unos campeones capaces de hacer doblete dos días consecutivos y encima con excelentes registros.


Germán Zubiaur es entrevistado antes de la prueba
Se da la circunstancia de que Germán Zubiaur aúna su condición de nadador de competición -tanto OWS como en piscina-, con la de empresario textil.

Su compañía de ropa de "línea swimmer" WIME -muy conocida en  todo el País Vasco y Cantabria-, estuvo presente en uno de los stands existentes en la explanada de Salida/Meta, y fue entrevistado por dicha dualidad nadador/empresario por el animador de la prueba, que se interesó por sus últimos triunfos deportivos y así como por sus nuevos proyectos profesionales en torno a WIME. 


Stand de WIME, con David, Jokin, Mónica y Gorka

Por cierto que el animador hizo una magnífica labor a lo largo de todo el tiempo que estuvimos allí, no resultando ni cansino ni aburrido en ningún momento -algo habitual por desgracia en este tipo de pruebas-, y amenizándonos la jornada con oportunos y simpáticos comentarios. Otro acierto más de la organización de Javier Berasategui.

Alicantinos en Bilbao. El grupo foráneo más numeroso
Mientras se iban produciendo las sucesivas entregas de trofeos, aproveché para saludar a los numerosos amigos que estuvieron presentes en la Travesía, entre los que se encontraban un grupo de nadadores alicantinos, liderados por Fernando Fernández de la Guardia, un bilbaíno afincado en Alicante desde hace muchos años y con el que suelo coincidir en numerosas quedadas en la Playa de San Juan.

Con la gran Agurtzane Domingo




También tuve la satisfacción de saludar a la gran Agurtzane Domingo, mi insigne amiga bilbaína, incansable en su lucha para dar a conocer el Síndrome de Williams, y que hizo podio en su categoría de Veteranas. Por cierto que su marido, Eduardo Porset también hizo podio en su categoría de Veteranos. Un encomiable ejemplo de pareja unidos por la misma pasión deportiva. Ambos habían estado culminando el día anterior el "Desafío de Llanes" en la conocida playa asturiana. ¡¡Un ejemplo a seguir!!



Y poco a poco, conforme se fueron recogiendo los premios, el numeroso público presente y los nadadores fueron retirándose y dando los últimos abrazos, con la promesa de volvernos a ver lo antes posible. La temporada ya está dando sus últimos coletazos, particularmente en la zona del Norte de España. En el Mediterráneo aún quedan algunas travesías a las que asistiremos bien como participantes, bien como público, aunque siempre con el espíritu de los nadadores que somos. 

Fotaca al final de la prueba.
Y en el ánimo y en la voluntad de todos nosotros está el volvernos a ver el próximo año en esta Travesía de la Ría de Bilbao, tan veterana a la vez que tan joven y que esperemos que siga siendo coordinada hasta el último detalle por ese gran profesional que es Javier Berasategui y organizada bajo el patrocinio de una de las instituciones más señeras de la capital del Nervión, como es el Club Deportivo Bilbao, el Depor".

El próximo año, allí estaremos.

Desde aquí mi agradecimiento a Festak.com, por el excelente reportaje fotográfico que nos hizo, muchas de cuyas instantáneas podéis ver en esta crónica. 




Al día siguiente, como no podía ser menos, El Correo -uno de los principales patrocinadores de la Travesía-, publicó en su edición en papel una instantánea de la salida de la prueba larga, con los márgenes de la Ría abarrotados de público. 


También quiero manifestar mi simpatía y agradecimiento hacia Javier Berasategui, que estuvo pendiente de mí en todo momento, pese a las numerosas obligaciones que tenía, y con cuyo apoyo y cariño mi estancia en Bilbao y en esta Travesía fue mucho más placentero. 

Los nadadores, a punto de traspasar la Pasarela Zubizuri, camino del Puente de la Salve

Espero que os haya gustado

¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante