jueves, 15 de septiembre de 2016

77ª TRAVESÍA A NADO DE LA RÍA DE BILBAO 2016


(* Pulsando sobre las fotos se abren a pantalla completa)


El pasado 11 de Septiembre participé por segunda vez en esta temporada en una Travesía en la Ría de Bilbao, un escenario que se me hacía difícil al principio por su singularidad  y lo diferente que es a las aguas alicantinas, pero al que al final he acabado aficionándome. 

En efecto, el pasado mes de Julio participé en la Travesía de la Sardina, organizada por el C.N.Santurtzi, en la que tuve la ocasión de pasar por debajo del histórico Puente Colgante de Portugalete, y que fue mi primera incursión en las frías aguas del Cantábrico.

Y en esta ocasión, el escenario ha sido la zona más urbana de la Ría de Bilbao, la que transcurre por su parte más conocida y turística, esto es, entre el Puente del Ayuntamiento y las inmediaciones del Museo Guggenheim.

La Travesía está organizada desde hace muchos años por el Club Deportivo Bilbao, una señera institución de honda raigambre en la ciudad y que presume de ser más antigua que el Athletic de Bilbao; al frente de la organización de la misma está, también desde hace mucho tiempo, el gran Javier Berasategui, emblemático personaje muy conocido en los ambientes de la natación de todo el Norte de España. 

Javier Berasategui y José María Galera en la Ría

Y fue precisamente en la víspera de la Travesía cuando tuve ocasión de saludar personalmente a Javier, al que conocía bastante por Facebook, aunque aún no habíamos tenido la posibilidad de vernos cara a cara. 

Para mí fue una alegría conocerlo ya que había oído hablar mucho de él a través de varios amigos comunes, así como de su arrolladora personalidad y de su empuje en todo lo que a organización de pruebas se refiere. 

Tuvo un detalle conmigo que le agradecí enormemente, al regalarme un bañador del CD Bilbao, que lucí orgulloso a la mañana siguiente en la Travesía. Y lo hizo en un sitio emblemático de la ciudad, en plena Ría y frente al Ayuntamiento, punto de Salida y Meta de la Travesía. Un bonito detalle para una ocasión especial. 

La salida de la prueba de "Promesas"
La  77ª Travesía de la Ría de Bilbao constaba de varias pruebas, en función de diferentes distancias, y enfocadas a varias categoría según las edades, sumando un total de 407 inscritos en las diferentes pruebas y categorías

En función de las distancias, había una prueba llamada "corta", de 680 metros, enfocada a las "promesas" juveniles y también a todos aquellos nadadores nóveles que quisieran tener su primer contacto con las aguas abiertas. Entre ambas modalidades participaron un total de 133 nadadores. 

Nos acaban de avisar de que en 5' comienza la prueba

Posteriormente se disputó la llamada prueba "larga", de 2.380 metros teóricos -aunque a mí me salieron casi 2.700 metros según mi GARMIN-, que finalizamos un total de 216 nadadores, entre ellos 28 mujeres, un porcentaje el de féminas sorprendentemente bajo, teniendo en cuenta la longitud de la prueba y lo tranquilo de aquellas aguas. Quizá ese absentismo femenino se debiera al temor a la temperatura del agua, aunque lo cierto es que el agua estaba a una temperatura extraordinaria para nadar, 22ºC.

El inicio de las pruebas estaba señalado a partir de las 12:15 del mediodía, en función de la marea y de la pleamar, al objeto de que influyeran lo menos posible en el desarrollo de las mismas. No obstante, yo tengo que reseñar que algo de corriente sí que había, ya que a mí me costó 5 minutos más el retorno que la ida, pese a que iba mucho más cómodo a la vuelta, una vez superado el miedo al frío de agua. 

Esperando el comienzo, estoy en la escalera de espaldas....
Y es que ése era uno de mis principales caballos de batalla, dado que la prueba era obligatoriamente sin neopreno, y los que somos mediterráneos tenemos dificultad en adaptarnos a las temperaturas del Cantábrico, tan diferentes con las de nuestras costas levantinas en esta época del año. Finalmente, nada más verme llegar, Javier Berasategui me tranquilizó diciéndome que el agua estaba a 22ºC, una temperatura fresquita para un alicantino, pero perfectamente soportable una vez empiezas a nadar y entras en calor. 

Recibiendo las últimas instrucciones por megafonía

En primer lugar se dio la Salida a las "Promesas" que hicieron su recorrido rápidamente; acto seguido fue el momento de los participantes en la prueba "corta". Sobre las 12:45 tuvieron la Salida las 28 mujeres de la prueba "larga", a la vez que nos avisaron a los participantes masculinos de la misma que fuéramos entrando al agua, porque en breves minutos iniciaríamos nosotros nuestra prueba.

Y allí que estábamos los 188 valientes, con muchos nervios, colocándonos en el punto que considerábamos más adecuado para conseguir los objetivos que cada uno se había marcado. Yo, siguiendo mi costumbre, me puse en la última fila, ya que me dan muchísimo agobio las patadas y codazos que, inevitablemente, se producen cuando se toca la sirena de partida, agravados en esta ocasión porque el canal de natación era relativamente estrecho, dado que la Ría estaba dividida en dos por una línea de boyas, ya que era un recorrido de ida y vuelta. 

Los kayacs conteniendo a los primeros impacientes

Finalmente, con gran puntualidad sobre el horario previsto, dieron el bocinazo de salida y empezamos a bracear. Yo he de reconocer que estaba bastante tranquilo antes del comienzo, dado que no aspiro a medallas ni podios, sino solamente a disfrutar de la Travesía y, una vez comprobada la excelente temperatura del agua, no tenía ningún temor emboscado. Pero, por motivos que desconozco, al dar la Salida fui presa de una gran ansiedad, que me tuvo muy bloqueado en el braceo los primeros 300 metros. Afortunadamente, uno ya va siendo experto en estas situaciones adversas y sabe que se trata de no perder la calma, nadar muy despacio y esperar que la respiración vaya recuperando su ritmo normal para, poco a poco, ir situándote a tu nivel de natación. Así lo hice, y funcionó. ¡Vamos a disfrutar!

El paso por el Guggenheim y  debajo del Puente de la Salve es espectacular
Y realmente, una vez pasados los nervios iniciales y el mal trago de la ansiedad, el recorrido estaba pensado para disfrutar. Es todo totalmente urbano y el numeroso público abarrotaba el recorrido en ambas márgenes de la Ría. Uno se va deslizando por un agua con apenas corriente -bastante turbia por cierto, aunque apta para la natación-, y va traspasando los diversos hitos de la Ría Bilbao; aunque quizá el más significativo de todos sea el paso junto al Museo Guggenheim y el enorme Puente de la Salve, que une el centro de la ciudad -la Alameda Rekalde, ubicación del C.D.Bilbao- con el Santuario de Begoña, origen medieval de uno de los núcleos que dieron origen a la ciudad de Bilbao.

Se nota que no estaba posando: ¡Que feo estoy, joé!

La ida fue algo más dificultosa para mí porque, al salir tan en último lugar e ir tan frenado al principio, me sentía algo agobiado por la proximidad tras de mí de los kayacs que cerraban la comitiva. Pero, antes de llegar a las boyas que marcaban el giro para enfilar el camino de retorno, ya me había alejado bastante del pelotón de cola, e iba nadando con mucha comodidad y a mi ritmo. Disfrutando.

Cuando llegué a la boya de giro -situada junto a la Pasarela Padre Arrupe y frente a la Universidad de Deusto- miré el reloj y llevaba 23'. ¡Guay!, pensé, ahora a la vuelta, acelero y bajo el registro hasta los 45'. Y efectivamente, empecé a acelerar, o eso pensaba yo porque, para mi sorpresa, la corriente empezaba a funcionar ya "a la contra", lo que provocó que me fuera a los 51' como registro final cuando llegué al arco de Meta, dando al traste con mi objetivo. Porque uno no es competitivo, pero también tiene su corazoncito y su interés en hacer marcas decentes  

Debí "caracolear" mucho: me salieron 300 m. de más

Con el "acelerón" que di alcancé a un grupo de 4 nadadores que iban bastante por delante de mí cuando dimos el giro -luego comprobé que todos éramos de la categoría veteranos-  y con los que nadé los últimos 500 metros, picados los unos con los otros, a ver quién llegaba antes a tocar con el chip de la muñeca la alfombrilla de Meta. Finalmente, en el mismísimo arco, llegamos los 5 tan al unísono que yo preferí frenar un poco para evitar que, por sacar dos segundos menos, me dieran un tortazo en la cara y me amargaran la Travesía. 

Salí cómodamente del agua por la escalerilla y aún tuve la satisfacción de comprobar que el "vagón de cola" venía a bastante distancia, lo que significó mucho para mí, ya que cuando dieron el bocinazo de Salida yo formaba parte de dicho "pelotón glorioso". Objetivo cumplido y disfrute asegurado.

Las duchas a la salida: un placer total

A la salida de la Ría, había un sistema de duchas múltiples muy de agradecer ya que, pese a las opiniones generalizadas de que el agua no está contaminada, lo cierto es que la sensación que se queda en la piel es bastante extraña y una buena ducha de agua dulce se agradecía bastante para encarar la segunda parte de la jornada, como es el comentar incidencias con los amigos y esperar la entrega de premios. 

Una vez fuera del agua pudimos ir conociendo resultados de las diferentes pruebas, cuyos datos fueron registrados por el chip que llevábamos en la muñeca izquierda y con el que tuvimos que tocar la alfombrilla correspondiente, situada sobre nuestras cabezas en la línea de Meta. 

He de reseñar que el nivel de los participantes era altísimo -fruto del prestigio de la prueba, labrado a lo largo de los años- porque, aparte de los excelentes tiempos de los 10/15 primeros, el resto de nadadores hicieron también unos registros buenísimos, dejándonos a los que somos menos brillantes a la altura del betún. Aunque uno no se desanima en estas circunstancias y opina que lo importante es disfrutar el momento.

El podio masculino: Etxeberría, Alonso y Zarzoso

La prueba larga tuvo un final muy reñido, hasta el extremo que la diferencia entre el primer y segundo nadador fue de apenas un segundo. El vencedor fue el joven nadador Jon Alonso con 29'29", seguido a apenas un segundo por Pablo Etxeberría y con un tercer puesto para Miguel Zarzoso con 29'40", perteneciente al CD Bilbao, organizador de la prueba.

Podio de ambas categorías con los patrocinadores de la Travesía

En féminas, la vencedora fue Irati Mendía, del Club Yepa T.K. de Donosti, con 31'59", seguida de Itziar Tardáguila , del C.N.Getxo, con 33'15", cuya marca tuvo doble mérito, ya que el día anterior también hizo podio en la Travesía de la Ría de Plentzia, en la que también participamos. Subir podio en dos días consecutivos no está al alcance de cualquiera. 

El Club vencedor, C.N.Getxo: Díaz, Téllez, Zubiaur, Alonso, Olabarrieta y Elorriaga. 

Mención aparte merece el C.N.Getxo que desplazó a 8 nadadores, consiguiendo colocar nada menos que a 5 de ellos en el Top de la clasificación absoluta, y todos por debajo de los 32 minutos: Germán Zubiaur (30'21"), Fernando Téllez (31'16"), Beñat Elorriaga (31'27"), Zigor Díaz (31'47") y Jokin Olabarrieta (31'50"). No obstante hubo un pequeño error en la medición del chip de Zigor Díaz, cuyo tiempo real fue de 30'26" entrando en 5º lugar en la clasificación general, justo detrás de Germán Zubiaur que entró el 4º. 

Estos excelentes registros, sumados al triunfo de Itziar Tardáguila -también perteneciente al club getxotarra- en féminas, propiciaron que Fernando Téllez recibiera, en representación de todos los nadadores presentes del CN Getxo el muy merecido Trofeo al mejor Club presente en la Travesía.

Por otro lado, el día anterior a esta Travesía, Germán Zubiaur y Jokin Olabarrieta consiguieron hacer podio (2º y 3º lugar) en la Travesía de Plentzia, donde también hicieron un buen papel Zigor Díaz y Beñat Elorriaga, lo cual añade un plus a sus excelentes registros en la de Bilbao. 
Fernando Téllez, por su parte, participó el día anterior en el Desafío Playas de Llanes, de 8km. Todos ellos unos campeones capaces de hacer doblete dos días consecutivos y encima con excelentes registros.


Germán Zubiaur es entrevistado antes de la prueba
Se da la circunstancia de que Germán Zubiaur aúna su condición de nadador de competición -tanto OWS como en piscina-, con la de empresario textil.

Su compañía de ropa de "línea swimmer" WIME -muy conocida en  todo el País Vasco y Cantabria-, estuvo presente en uno de los stands existentes en la explanada de Salida/Meta, y fue entrevistado por dicha dualidad nadador/empresario por el animador de la prueba, que se interesó por sus últimos triunfos deportivos y así como por sus nuevos proyectos profesionales en torno a WIME. 


Stand de WIME, con David, Jokin, Mónica y Gorka

Por cierto que el animador hizo una magnífica labor a lo largo de todo el tiempo que estuvimos allí, no resultando ni cansino ni aburrido en ningún momento -algo habitual por desgracia en este tipo de pruebas-, y amenizándonos la jornada con oportunos y simpáticos comentarios. Otro acierto más de la organización de Javier Berasategui.

Alicantinos en Bilbao. El grupo foráneo más numeroso
Mientras se iban produciendo las sucesivas entregas de trofeos, aproveché para saludar a los numerosos amigos que estuvieron presentes en la Travesía, entre los que se encontraban un grupo de nadadores alicantinos, liderados por Fernando Fernández de la Guardia, un bilbaíno afincado en Alicante desde hace muchos años y con el que suelo coincidir en numerosas quedadas en la Playa de San Juan.

Con la gran Agurtzane Domingo




También tuve la satisfacción de saludar a la gran Agurtzane Domingo, mi insigne amiga bilbaína, incansable en su lucha para dar a conocer el Síndrome de Williams, y que hizo podio en su categoría de Veteranas. Por cierto que su marido, Eduardo Porset también hizo podio en su categoría de Veteranos. Un encomiable ejemplo de pareja unidos por la misma pasión deportiva. Ambos habían estado culminando el día anterior el "Desafío de Llanes" en la conocida playa asturiana. ¡¡Un ejemplo a seguir!!



Y poco a poco, conforme se fueron recogiendo los premios, el numeroso público presente y los nadadores fueron retirándose y dando los últimos abrazos, con la promesa de volvernos a ver lo antes posible. La temporada ya está dando sus últimos coletazos, particularmente en la zona del Norte de España. En el Mediterráneo aún quedan algunas travesías a las que asistiremos bien como participantes, bien como público, aunque siempre con el espíritu de los nadadores que somos. 

Fotaca al final de la prueba.
Y en el ánimo y en la voluntad de todos nosotros está el volvernos a ver el próximo año en esta Travesía de la Ría de Bilbao, tan veterana a la vez que tan joven y que esperemos que siga siendo coordinada hasta el último detalle por ese gran profesional que es Javier Berasategui y organizada bajo el patrocinio de una de las instituciones más señeras de la capital del Nervión, como es el Club Deportivo Bilbao, el Depor".

El próximo año, allí estaremos.

Desde aquí mi agradecimiento a Festak.com, por el excelente reportaje fotográfico que nos hizo, muchas de cuyas instantáneas podéis ver en esta crónica. 




Al día siguiente, como no podía ser menos, El Correo -uno de los principales patrocinadores de la Travesía-, publicó en su edición en papel una instantánea de la salida de la prueba larga, con los márgenes de la Ría abarrotados de público. 


También quiero manifestar mi simpatía y agradecimiento hacia Javier Berasategui, que estuvo pendiente de mí en todo momento, pese a las numerosas obligaciones que tenía, y con cuyo apoyo y cariño mi estancia en Bilbao y en esta Travesía fue mucho más placentero. 

Los nadadores, a punto de traspasar la Pasarela Zubizuri, camino del Puente de la Salve

Espero que os haya gustado

¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante

2 comentarios:

  1. Magnīfica crónica,como siempre. Los pobres desgraciados que no podemos acudir in situ, lo hacemos de forma virtual gracias a tí.

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  2. Magnīfica crónica,como siempre. Los pobres desgraciados que no podemos acudir in situ, lo hacemos de forma virtual gracias a tí.

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