viernes, 21 de agosto de 2015

TRAVESÍA PIRATA A LA ISLA DE TABARCA

El día de la medusa....

Llevaba Rafael Aledo -gerente de Natura Esport (Elche)- varias semanas anunciándonos el evento, pero sin concretar la fecha, con la excusa de que estaba "esperando los permisos", con lo cual cada vez que nos sacaba el tema, nos ponía más "la miel en los labios".

Asimismo, nos ofrecía varias alternativas de recorrido a priori: que si desde Santa Pola del Este a Isla Tabarca y vuelta a la Isla, que si sólo vuelta a la Isla; ansiedad, y muchas ganas de hacerla, eso es lo que provocaban en mí sus propuestas...

El Puerto de Tabarca, con la Iglesia al fondo
Finalmente, la fecha escogida fue el 17 de Agosto, en que el pronóstico del tiempo anunciaba buena mar y, además, teníamos el Ok de Juan Pedro Quesada -Juanpe-, el meteorólogo oficial Salidas al Mar, que era el Grupo  organizador de la quedada.

Mapa topográfico de la Isla de Tabarca

El recorrido que finalmente se decidió sería el de dar una vuelta completa a la Isla de Tabarca (o Nueva Tabarca, que  fue su nombre inicial en época de Carlos III, cuando se estableció la primera población estable en la Isla), con una distancia aproximada de 4,5km.


Al parecer, la posibilidad de hacer la Travesía Pirata desde Santa Pola del Este hasta la Isla requería una serie de permisos y tenía una serie de condicionantes técnicos y humanos que complicaban  mucho la quedada, y se optó por hacer algo más asequible, en previsión de posibles complicaciones que la pudieran abortar a última hora. 

Puerto de Santa Pola. El barco-taxi que nos llevó, en primer plano
Y nos citaron a todos los integrantes de Salidas al Mar, así como a los amigos que quisiéramos invitar, a las 8 de la mañana del lunes 17 de Agosto en el Puerto de Santa Pola, en el punto desde el cual parten las "Tabarqueras", llamadas así porque hacen exclusivamente su ruta hacia la Isla de Tabarca.

Allí que fuimos llegando todos los asistentes, unos más puntuales que otros, hasta reunirnos un buen grupete de nadópatas, a la espera de que Rafa diera la orden de partir. Tuvimos que coger una barco-taxi, ya que los barcos oficiales hasta Tabarca -las tabaqueras-, parten bastante más tarde, y no era conveniente retrasar más la salida antes de que se levantara el mar, que estaba como un plato en esos momentos....

Foto de familia de los nadadores de "Salidas al mar" antes de partir hacia Isla Tabarca
Finalmente, a las 8,30h., Rafa dio la orden de embarcar y partir hacia la isla, cuando el Sol estaba ya más que apuntado por el horizonte... ¡la aventura nos esperaba!

El billete de la Tabarquera, recuerdo de un día inolvidable
Yo estaba muy nervioso, por lo que -para mí- era una aventura. La Isla de Tabarca es un destino mítico para cualquier nadador OWS, un mito quizá acrecentado por el hecho de que la Travesía Tabarca-Santa Pola -que este año ha cumplido su XX edición- es una prueba absolutamente imprescindible dentro del calendario de natación de cualquier swimmer que se precie, por su belleza, por su excelente organización y, sobre todo, por la tremenda dificultad de poder participar. 

En efecto, cada año la Organización recibe una avalancha de solicitudes para participar. Sirva como referente que, en la edición de 2015, recibieron 3.800 solicitudes para poco más de 1.000 plazas disponibles. Al final los agraciados participantes son elegidos por sorteo. 
Y yo llevo dos años intentándolo y ninguno de los dos he salido elegido.

El mar a la salida del Puerto de Santa Pola no podía ofrecer mejor aspecto
Pues todos esos pensamientos iban rondando mi cabeza mientras nos alejábamos del Puerto de Santa Pola en nuestro barco taxi. El mar no podía tener mejor aspecto desde la borda...¡la jornada prometía!

Necesitamos apenas diez minutos para llegar a la Isla, en cuyo pequeño puerto desembarcamos, felices como perdices...

Desembarco en Tabarca. La aventura va a comenzar
Una vez desembarcados nos dirigimos a uno de los chiringuitos de la Isla  para cambiarnos y dejar nuestras pertenencias a buen recaudo, antes de comenzar a nadar.

Una vez cambiados, puesta la vaselina de rigor para las rozaduras, y descalzos, nos dirigimos al punto de partida. 

Playa de Isla Tabarca


Para quien conozca la Isla, parecería que el recorrido más lógico sería empezar en la pequeña playa existente en la misma -pese a ser una isla, solo tiene una playa, y no muy grande- y, después de bordearla totalmente por el agua, volver al punto de partida. Más que nada por la facilidad para entrar y salir del agua.



Pero no pudo ser. Al parecer la normativa marítima impide cruzar la bocana del puerto -por evidentes razones de seguridad-, con lo cual nos tocó salir desde un lateral de uno de los espigones. La bajada hacia el agua fue todo menos deportiva y elegante.... En efecto, lo resbaladizo de las rocas y la abundancia de erizos en las mismas, hizo que aquella "carrera de obstáculos" fuera de lo más estresante, ante el miedo a dar con nuestros huesos en tierra...

Finalmente, y una vez todos en el agua, empezamos a nadar...

Los fondos marinos del Mediterráneo en los alrededores de la Isla son espectaculares
Y qué voy a decir de las aguas del Mediterráneo en Tabarca, una de las escasísimas reservas marinas existentes en nuestro país, y donde está absolutamente prohibido casi todo, excepto disfrutar las de las vistas, en aras de preservar los maravillosos fondos existentes.

Enseguida se hicieron dos grupos, uno mayor, formado por los pro, capitaneados por Rafa Aledo. Y un grupo lento formado por Clara y por mí, que íbamos a nuestro ritmo, sin dejarnos impresionar por el batido imponente de brazos y piernas de los pro, siempre marcando la senda por delante de nosotros... 

Y luego estaba el grupo de Eduardo, formado por él mismo, y que se entusiasmó tanto viendo fondos que seguía todo menos la línea de costa, e iba haciendo zig zags constantes, con lo cual su recorrido fue más largo... y más lento.

Cada 500 metros, más o menos, los pro paraban para esperarnos a los que íbamos más despacio, y hacíamos un pequeño alto en el camino para comentar anécdotas.

Una vez que giramos el cabo donde se sitúa el Faro de Santa Pola empezó la diversión. Hasta entonces, el mar era un plato, limpio y cristalino. Pero una vez girado el Cabo, el viento de Sur empezó a dejarse notar, y con ello el mar empezó a moverse, aunque poco. Y vimos la primera medusa.

Medusa Cotilorhiza, llamada "de huevo frito"
Lo cierto es que el agua estaba tan sumamente cristalina, que se veía con total nitidez, moviéndose muy despacio al ritmo que le marcaba la corriente. Era del tipo Cotilorhiza, o medusa "de huevo frito", que es sumamente frecuente en estas costas y en estas fechas.

Y no le dimos más importancia. Al fin y al cabo, esto es el Mediterráneo, y aquí hay medusas, nos guste o no. Al poco, volvimos a ver otra: misma maniobra para evitarla, y a seguir nadando, a seguir disfrutando. 

Cuando llevábamos unos 2.000 metros recorridos, hicimos una parada algo más larga, en la que Rafa nos dio instrucciones para seguir adelante. Los alrededores marinos de la Isla de Tabarca no son regulares, ni mucho menos. Eso, unido a a la escasísima profundidad de algunas zonas, hacía que si no íbamos correctamente orientados, corriéramos el riesgo de encallar y vernos atrapados en aquellas praderas de Posidonia que nos rodeaban por todas partes. 

Y también comentamos, entre risas, que empezaban a aparecer la medusas, y nosotros comenzábamos a rezar para que la cosa no fuera a más.

Pero no hubo suerte, conforme íbamos avanzando, lo que al principio era una exótica y única medusa flotando plácidamente a unos metros, se empezó a convertir en un grupo cada vez más numeroso de ellas. La cosa empezaba a ponerse regular. 

Clara y yo, que íbamos detrás y más separados, las íbamos viendo claramente. Pero los pro, que iban agrupados delante de nosotros y, por lo tanto, chapoteando muy cerca unos de otros, no las veían apenas hasta que no las tenían encima. Mal asunto.

En la parada de los 3.000 metros Rafa Aledo sugirió reagruparnos en la playa, que estaba muy próxima, para tomar una decisión al respecto. Y, de paso, esperar a Eduardo, que venía a su aire, haciendo zig zags y disfrutando..., aunque luego confesó que también le tocó esquivar a bastantes medusas. 

Una vez en la orilla, se tomó la decisión de no continuar nadando, ante la abundancia cada vez mayor de medusas, y el riesgo cierto de tener un problema serio con ellas. Hasta ese momento la cosa se había saldado con un par de picaduras a alguno con peor suerte, pero poco más. 

Y allí acabó la Travesía Pirata. Lo que en principio iba a ser una vuelta completa a la isla de unos 4,5km. quedó reducido a 3,2km., ya que nos faltó por completar la vuelta a la parte de la Isla que está habitada, para desembocar en el otro espigón del puerto, tal y como estaba planeado en un principio.

No obstante, visto desde la frialdad que da la distancia y el tiempo, fue la decisión más acertada; porque realmente no sabíamos lo que nos esperaba y corríamos el riesgo de, si el asunto se ponía más feo, no tener margen para salir del agua, ante la zona de acantilados que nos quedaba aún por bordear. Rafa Aledo, mucho más experto, por haber hecho el recorrido varias veces, tomó la decisión más acertada a la situación que se planteó.

O sea, que nos salimos del agua y esperamos un ratito al tranquilo de Eduardo, que venía a su aire, y más feliz que una perdiz, como luego reconoció entre risas.

Y una vez duchados y cambiados, nos dirigimos al chiringuito de turno a hacer un larguísimo almuerzo jalonado de risas, bromas y anécdotas, ya que, en realidad, habíamos venido a almorzar, y la nadada había sido solamente la excusa "para hacer hambre"

Esperando la Tabarquera, con Javi Valero
Sobre las 12 de la mañana, varios de los integrantes de la expedición nos despedimos, para ir al puerto a coger la Tabarquera de turno, que venía atestada te turistas de sombrilla y nevera, dispuestos a pasar el día en aquellas maravillosas aguas. El resto se quedó en la Isla, prolongando la estancia con comida, merienda y casi cena, todo ello jalonado con mojitos, chupitos y otras bebidas espirituosas para recuperarse del esfuerzo hecho en el agua.

La experiencia, aunque incompleta, fue maravillosa para mí, y acrecentó aún más si cabe mi deseo de hacer la Travesía Tabarca-Santa Pola, una vez que, conocidas aquellas aguas, ningunas otras serán tan atractivas para nadar para mí.


Espero que os haya gustado

¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante

3 comentarios:

  1. Excelente crónica como siempre, máxime si fui unos de los afortunados en vivirla, como dije ése día, ha sido por mucho la salida que más he disfrutado y soboreado.
    Cómo aportación, el tercer grupo conformado por Eduardo fue el que más molo.

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    1. Y además, este grupo tuvo la suerte de verse liderado, de forma indiscutible, por Eduardo Osorio, que supo guiarlo por entre las procelosas aguas y las docenas de medusas que se cruzaron en nuestro camino. Enhorabuena!!

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    2. Hola que ruta más interesante, por curiosidad podríamo saber que aplicación de mapas es la que aparece en la segunda foto? un saludo

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