lunes, 18 de agosto de 2014

85 VUELTA A LA ESCOLLERA DE ALICANTE

El día 17 de agosto tuvo lugar la 85ª Vuelta a la Escollera de Alicante, una prueba emblemática, que se enorgullece de ser la prueba deportiva más antigua de la Comunidad Valenciana

El recorrido partía del interior del Puerto de Alicante, lo atravesaba y, después de traspasar el espigón del faro, giraba 180º para dirigirse hacia la Playa del Postiguet, donde se encontraba el arco de Meta. En total, una distancia estimada de unos 4.200 m.

Pese a la veteranía de la prueba, su tradición y su prestigio entre los nadadores de aguas abiertas de esta zona, la asistencia fue más discreta de lo esperado, sólo 84 nadadores inscritos. Eso sí, el nivel era muy elevado, "lo mejor de cada casa" estaba presente... Como dijo un amigo mío "aquí hay demasiado nadador con pinta de nadador, como para intentar destacar..."

Y efectivamente, la cosa se demostró complicada, no solo por el nivel de los participantes, sino también por la dureza sobrevenida de la prueba, debida al estado de la mar.

La semana anterior fue una semana complicada a nivel meteorológico, con un temporal de levante continuado durante varios días que hacía prever lo peor. Y la noche anterior, el viento no amainó.......

Y cuando llegamos a la zona de acreditaciones, apenas las 8 de la mañana, el mar presentaba un aspecto terrorífico, hasta el extremo que nos preguntábamos si, finalmente, se iba a dar la salida de la prueba.

Montando la logística de Meta en la Playa de El Postiguet
 Y eso que lo peor no se veía desde la playa, ya que estaba fuera de la célebre Escollera del Puerto, que da nombre a la travesía. Allí es donde nos esperaba "la aventura". Pero nosotros aún no lo sabíamos...

Llegamos al puesto de Acreditaciones, y nos entregaron un gorro muy chulo y muy vistoso, aparte del consabido marcaje del número de dorsal en ambos brazos...



Quizá sí que echamos de menos algún otro gadget de la prueba, o alguna camiseta conmemorativa del evento. En ese sentido y en el de la "parafernalia" que suele acompañar a este tipo de pruebas, si que se le puede achacar que estaba un poco corto, hasta incluso pobre, quizá debido a que no tenía abundancia de patrocinadores que son, al final, los que aportan más pasta para cubrir gastos y dar contenido a la bolsa del nadador.

Y ya metidos en harina, a las 9,30 h., y después de dejar nuestras pertenencias en el guardarropa, nos dirigimos todos los participantes -descalzos, con el gorro oficial y las gafas- al punto de salida, situado en el Paseo del Puerto, junto a los barcos que van a Tabarca, las célebres Kon-Tiki. 

La salida se daría a las 10h., y desde dentro del agua, por lo que muchos nadadores aprovecharon para darse un chapuzón y hacer algún calentamiento, previo al silbato de inicio de la prueba. Con nosotros estuvieron los kayacs, las tablas y las motos de agua que iban a ser nuestras "guardianas" durante toda la Travesía. Y eso que aún no sabíamos la que se nos venía encima y lo importantes que iban a ser en nuestra seguridad...

Y empezamos a nadar. Enseguida se hizo un grupo de cabeza, con los PROs... y detrás fuimos todos los demás, acoplándonos en grupitos, y según el nivel de cada uno. Y empezamos a deslizarnos por la lámina de agua del Puerto de Alicante, que es más grande de lo que aparentaba en principio... Bueno, mientras avanzábamos hacia el faro, punto de giro hacia la Meta, el mar se notaba "movidillo", pero nada especialmente preocupante... Además todo el mundo decía que se procurara no tragar agua, porque estaba muy contaminada de fuel-oil... Luego resultó no ser para tanto como decían. 

Y, de repente, cuando el grupete en el que iba yo acoplado, estábamos a unos 200m. del faro, se me ocurre levantar la cabeza para mirarlo y orientarme, en el momento justo en que una enorme ola chocaba contra él y el agua le pasaba por encima... Me quedé petrificado. Recuerdo que el chaval que venía justo detrás de mí, chocó conmigo del frenazo en seco que pegué... "Y ahora ¿qué hago?", pensé. Bueno, "no lo pienses, que seguro que ha sido una ola aislada"... Tampoco podía hacer mucho más, estaba a mitad de Travesía, y no era cuestión de darse la vuelta, "¡menudo bochorno!", me dije para mí.

Antes de la salida nos habían insistido bastante por megafonía en que nos separáramos de la Escollera "al menos 100 m., porque las olas están pegando, y con ganas, contra las rocas"... No sabíamos lo acertado del consejo.

Fue traspasar el faro, y aquello era otro mundo, mejor dicho, era otro planeta. El mar de fondo era espectacular, y el ver la Escollera en toda su longitud, con las olas rompiendo violentamente contra las rocas y lanzando hacia arriba oleadas de espuma ponía los pelos de punta.... y los cojoncillos de corbata, je,je,je.

Yo me había despistado de mi grupete y, de repente, me encontré más solo que la una, enmedio de aquel espectáculo, y con 2.500 m. de Travesía aún por delante hasta llegar al Postiguet. El Castillo de Santa Bárbara se veía allá a lo lejos, muy lejos y, justo debajo, era donde estaba el arco de Meta. Afortunadamente, delante de mí, me pareció ver un grupete de gorros amarillos y brazos que salían del agua y pensé "a por ellos, más vale morir acompañado que solo". Lo cierto es que, una vez alcanzado el grupo, de unos 5 ó 6 nadadores, fuimos en todo momento escoltados por un kayac y por una moto de agua que no paraba de dar vueltas en torno a nosotros. Y detrás nos seguía la zodiac de la Policía. "Debemos de ser los últimos", pensé, porque si no, no entiendo tanta guardia pretoriana a nuestro alrededor. Pero bueno, llegados a este punto, me daba igual llegar el último, que el penúltimo, lo que quería era llegar......y llegar por mi propio pie, ¡llegar vivo!.

En ese momento, una chica que iba nadando a mi lado, se para y llama a la moto de agua... "¿qué te pasa?", le pregunté... "que me voy, que no puedo más", me dijo. Bueno y bueno, era justo lo que me faltaba a mí para darme ánimos.

Y seguimos peleando con el mar, y peleando, y peleando... el Castillo de Santa Bárbara, en vez de acercarse, parecía tener ruedas y estar cada vez más lejos. Y yo no paraba de mirar mi GARMIN que me indicaba que, aunque no lo pareciera, avanzaba... pero a paso de caracol. Hay que tener en cuenta que íbamos hacia el Levante, y las olas ¡venían de Levante!. Luego en Meta, la gente comentaba que incluso peor que el oleaje en sí, había sido la tremenda corriente en contra, que no te dejaba avanzar. Comparando en casa los intervalos que marcó el GARMIN, en el trozo del interior del Puerto nadé a unos 16 min./km. de media; y en mar abierto fui todo el rato a una media de 29 min./km., es decir casi a la mitad de velocidad... ¡¡Pa morirse!!.

Y por fin giramos el final de la Escollera y enfilamos la Playa del Postiguet. Yo recordaba que al final del Hotel Meliá hay un espigón semisumergido, bastante largo, y que atraviesa  perpendicular el recorrido en línea recta que llevábamos, y que había peligro de que, con aquel oleaje, nos estampáramos contra él sin verlo. Pero claro, con aquel meneo de olas que llevábamos, el cansancio acumulado y todo lo demás, ¡como para localizar el espigoncito de las narices!. Afortunadamente, en el punto crítico, había un kayac que nos obligaba a bordearlo y evitaba que nos dejáramos "los piños" contra las rocas. ¡Gracias, Virgencita!.

Y ya, por fin, teníamos a la vista el arco de Meta. "Aún no lo han desmontado, es un consuelo", pensé. Y hacia allá nos encaminamos los 5 campeones que habíamos nadado juntos -y casi revueltos-, la Travesía, para hacer la típica tontería que hacemos todos los nadadores cuando llegamos a la orilla, la de salir corriendo como posesos del agua, como si esos 2 ó 3 segundos que adelantas con la carrerilla fueran a decidir el podio de la prueba... ja,ja,ja.

Yo salí mareado como un pato. No me había pasado nunca anteriormente. Los dos chicos de la orilla intentaron ayudarme a salir del agua, ayuda que yo rechacé "hasta ahí podíamos llegar", pensé...

Bueno, al final, aplausos, tímidos, pero aplausos finalmente. La foto oficial de la llegada, en la que tengo cara de "recién resucitado", cual Lázaro, y el avituallamiento que era también muy muy pobre. 

Y al final resultó que no éramos los últimos en llegar a la orilla; la última chica que entró en Meta llegó casi 20' después de nosotros.

Una vez llegada esta chica, se procedió a la entrega de trofeos. Los vencedores absolutos de la Travesía fueron José Luis Larrosa, del C.N.Tenis Elche, con 57'47" y la norteamericana Elizabeth Schlicher con 1h.04'00". Detrás de José Luis entró Andrés Perales, con 1h.01'13" y César Hernández apenas 12" después. Todos ellos, dentro de la categoría Master A.

 José Luis Larrosa y Elizabeth Schlicher, vencedores absolutos de la Travesía
César Hernández, José Luis Larrosa y Andrés Perales, el podio ganador
En los corrillos que se formaron mientras esperábamos la entrega de trofeos se comentaba que, finalmente, de los 84 nadadores inscritos, 7 se habían retirado antes de comenzar la prueba y no habían llegado a tirarse al agua, y que otros 7 habían sido sacados por las lanchas de apoyo, por diversos motivos.

O sea que finalmente llegamos a meta solo 70 nadadores...  ¡70 valientes, desde luego!

Con las consabidas fotos de familia de los  grupos de nadadores finalizó el acto.



Quiero destacar que, pese a que la prueba fue dura de verdad (algún participante en varias ediciones anteriores, comentaba que nunca había nadado en condiciones de mar tan duras, ni de lejos), nos sentimos bastante controlados por los kayacs y lanchas de apoyo. Yo, particularmente, no me sentí en ningún momento "solo enmedio del océano". Y eso hay que reconocérselo a la organización del evento, la Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunidad Valenciana (FSSCV), con Jesús Troyano al frente, y coordinando todo el evento. También quiero agradecer desde aquí a la Policía y Guardia Civil, así como a las motos de agua y barco de apoyo, con veteranos socorristas, así como a Andrés García Romaneli, su celo en apoyarnos, y al sacar del agua a la gente que lo solicitó por agotamiento, u otros diversos motivos.

También me gustaría animar a la gente a participar en ediciones de años venideros, porque la prueba es bonita de verdad y, una vez "pasado el susto", se queda uno con ganas de repetir en años próximos. Esperemos que con una mar mejor.

Quizá con este aumento de participación, la Travesía cogiera envergadura, "tamaño", y con el aumento de patrocinadores, consiguiera una organización más grande y, sobre todo, más lucida.

La crónica de esta 85ª Vuelta a la Escollera de Alicante está escrita en un tono muy marcado de primera persona, pese a que pretende ser el relato de lo vivido por todo un colectivo; pero he pensado que, en este caso más que en ningún otro hasta ahora, era importante transmitir lo que se siente ante una aventura como ésta, mejor que hacer una simple y aséptica descripción de  las características de la prueba y los vencedores de la misma.

A continuación os dejo las clasificaciones de la prueba:

CLASIFICACIONES 85ª VUELTA A LA ESCOLLERA DE ALICANTE

Espero que os haya gustado... ¡Nos vemos en el agua!

José María Galera
OWS Alicante

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